#AMABLEMENTE82 CON DARIO ALVAREZ BOUZAS 4d726q

Pues bienvenidos de nuevo a otro programa de Amablemente, encantados de la vida y además estamos hoy de estreno, hoy como como si fuera domingo de ramos o como un niño con zapatos nuevos estamos estrenando el nuevo estudio que está ubicado en La Robla y que la verdad es una maravilla. Aquí tenemos espacio, luz y no sé cuántas cosas. Y hoy para estrenarlo pues como seguramente habréis visto en las intros previas pues hoy tenemos un invitado estupendísimo. Hoy está con nosotros Darío Álvarez Bonzas. Darío, ¿qué tal? Muy bien, buenos días. Buenos días.

Oye, aquí como tradición, porque al final hoy estamos muy relacionados con la montaña o con el mundo rural, aunque podemos abrirlo, pero en nuestro caso yo siempre le pregunto a la gente ¿de dónde vienes? ¿Cuál es tu relación con la montaña? Pues mi relación con la montaña es pues descender de familia, porque yo tengo los orígenes en un pequeño pueblito del ayuntamiento de Riello, de Omaña, la comarca de Omaña, que se llama Robledo de Omaña, y allí pasaba mis veranos en la infancia y bueno, aunque yo siempre viví en León y desde hace tres años estoy viviendo allí casi, vamos, prácticamente de continuo. Estás viviendo en un pueblo que precisamente, ya de por sí los pueblos de la montaña, no es que no estén muy habitados, pero el tuyo...

Allí ahora mismo somos, seguido, 10 vecinos.

Madre mía, o sea, cuando falta uno se nota. Sí, sí, pero bueno, llegaron a ser menos, o sea, que al final ha habido recuperación. Bueno, Darío, ya comentaremos algo de la España vacía, de cómo se vive en un pueblo desde el punto de vista, además que tu punto de vista tiene que ser muy interesante, por joven y por cambiar de zona. A lo mejor es extraño, a lo mejor no se puede tomar como tendencia general.

Bueno, ya lo opinarán otros. Estás aquí por otra cosa que no tiene, bueno, que no tiene que ver con la España vaciada, o sí, ya me lo comentarás, pero tiene que ver con, bueno, con tu proyecto del arte olvidado y todo esto, pero yo me voy a remontar un poco más atrás y precisamente, porque yo lo sé por otros temas, tu vocación precisamente por el arte no iba, porque tú eras un alumno de ciencias y en un último momento decidiste que no era tu vocación, ¿o cómo fue aquello? Bueno, a mí siempre me gustó la historia, me gustó el arte y de siempre, porque mi madre ya, de hecho, casi viene de familia, estudió historia, filosofía y letras, y bueno, al principio me había decantado por ciencias ambientales, ingeniería agrícola, pero luego me acuerdo que de repente le dije a mi madre, voy a hacer historia, voy a hacer historia del arte, ya no me recuerdo bien.

El caso es que seguí con ese tema, mi madre totalmente fuera de contexto, porque, bueno, pues lo que se dice siempre, que las carreras de letras que no tienen el mismo valor que las de ciencias, yo no lo creo, pero así se piensa, y la decisión definitiva fue en, no se me olvida, una tutoría de segundo de bachillerato, en donde vimos que había un doble grado de historia y historia del arte en la Universidad de León, que se había casi estrenado hacia nada, y fue lo que hice. Hombre, te lo digo porque es un cambio como un poco radical, hacer todo el bachillerato... Sí, de ciencias y pasar a...

Lo hice realmente por ciencias sociales, que es casi como el término medio, si no sabes qué hacer, pues te quedas ahí, siempre puedes cambiar. Bueno, y cursas historia, el doble grado de historia y historia del arte, y bueno, ¿te gustó, cumplió con tus expectativas? Sí, a mí me la disfruté muchísimo la carrera, porque además haciendo el Erasmus y haciendo... Bueno, pues en sí la carrera la disfruté mucho, y luego también hice un máster de formación del profesorado, también con un Erasmus, en Ciudad de México, entonces al final, yo la verdad es que los estudios universitarios no han sido para mí como, por así decirlo, un trauma o el pasarlo mal, pero hay que tener la carrera, no, no. La verdad que viéndolo desde fuera, mucho mejor.

Oye, y México, comparado con Robledo, ¿cómo va el tema? ¿Cuánto tiempo estuviste en México? Bueno, dos meses. ¿En Ciudad de México? Sí, en Ciudad de México, en una de las ciudades anexionadas, por así decirlo, por la Ciudad de México, porque es una megalópolis, y no sé si creo que son 30 millones de habitantes, una barbaridad, y ahora a 10. Yo se lo contaba allí a los alumnos de Ciudad de México, que ya tenía 40 en una clase, y alucinaban, dicen, ¿pero cómo van a vivir solo 10 personas? Pero bueno, hay que adaptarse a todo. Y todo tiene su parte buena, quiero decir, si tuviera que volver, volvería, a lo mejor no para quedarme siempre, porque yo creo que de mayor es mucho más inaccesible, pero no me importaría cambiarlo otra vez.

Darío, pues quería comentar contigo, bueno, uno de los temas que va a tener que ver con el futuro,