43 - La Herejía De Horus - La última iglesia 6e4710

Trono hubo un tiempo en que los servicios de medianoche estaban atestado en la iglesia de la piedra relámpago el miedo a la oscuridad había llevado a la gente hasta allí en busca de la protección que la luz del día no lograba darles desde tiempos que ya nadie podía recordar la oscuridad había sido un tiempo de sangre un tiempo en que los impulsores atacaban en que unas máquinas monstruosas descendían con sus salas de fuego y la violencia de los bélicos gigantes del trueno era feroz murió la tv recordaba haber visto un ejército de estos gigantes marcando a la batalla cuando no era más que un crío aunque habían pasado siete décadas desde entonces uría podía recordarlo tan vivamente como si hubiera sucedido allí gigantescos brutos llevaban espadas de rayos e iván cubiertos con cascos emplumado y placas gruñido del color de una tarde ser invernal pero sobre todo recordaba la terrible magnificencia de sostenible imparable poder las naciones y los gobernantes habían sido destruidos en las terribles guerras con estos gigantes ejércitos enteros ahogados en sangre al enfrentarse en batallas como no se habían visto jamás ni en las primeras edades del mundo ahora las luchas se habían acabado el gran arquitecto de la última guerra mundial emergió de entre la western derrotados déspota es narcos y tiranos para salir triunfante en un mundo arrasado por los conflictos el final de la guerra debería haber sido una cosa maravillosa pero ese pensamiento no brindaba uría ningún tipo de consuelo mientras esté recorría la nave iglesia vacía portavoz una trémula palpa autoría y una temblorosas llamo sílaba debido al frío viento que se colaba entre las grietas de las piedras y las antiguas maderas de las grandes puertas quedaban pórtico si hubo un tiempo en el que el servicio de medianoche había sido popular pero ahora eran pocos los que acudían a su iglesia tal era el ridículo y las sorna divertidas sobre ellos los tiempos habían cambiado desde el inicio de la guerra cuando el pueblo temeroso buscaba el amparo de sus promesas de una divinidad benigna que los observada sostuvo la nudos a mano alrededor de las frágil llama mientras avanzaba si alta temeroso de que esta última luz se apagará si pérdida la concentración aunque sólo fuera un instante los rayos resplandecía en en el exterior lanzando destellos eléctricos a través de las vidrieras de cristales tintados de la iglesia uría se preguntó si alguno de los fieles que le quedaban