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Docuhistoria
42 planes para matar a Hitler

42 planes para matar a Hitler 365t5q

26/4/2025 · 50:18
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Descripción de 42 planes para matar a Hitler 16c63

Explora los numerosos intentos y conspiraciones que existieron para asesinar a Adolf Hitler durante su régimen. Se detallan los diferentes complots, sus protagonistas, los métodos planeados y las razones por las cuales fracasaron. El contenido ofrece un repaso histórico de los esfuerzos de resistencia tanto internos como externos al Tercer Reich, proporcionando contexto sobre la figura de Hitler y la dificultad de eliminarlo del poder. 122y3e

Lee el podcast de 42 planes para matar a Hitler

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Es uno de los hombres más odiados de la historia.

Millones de personas desean su desaparición.

Quizás sea el hombre más diabólico del mundo.

Algunos tomarán medidas para acabar con su régimen de terror.

Es la ocasión perfecta para matar a Hitler.

Nuevas investigaciones han revelado que, desde la primera vez que accedió al poder hasta los últimos días del Tercer Reich, hubo al menos 42 conspiraciones para matar a Adolf Hitler.

En el fondo, era una misión suicida.

¿Quiénes eran estos aspirantes a asesinos? Debía de tener los nervios de acero.

¿Qué métodos emplearon? ¿Y por qué todos fallaron? Lo repasaremos paso a paso.

Hitler está por esta zona de aquí.

Probaremos las armas.

¡Fuego en el hoyo! Y desvelaremos nuevos y sorprendentes datos sobre sus audaces intentos de cambiar el curso de la historia.

42 planes para matar a Hitler.

Noviembre de 1923.

Han pasado cinco años desde el fin de la Primera Guerra Mundial y Alemania sufre las secuelas de una humillante derrota.

Los demoledores efectos de la hiperinflación causada por la asfixiante deuda de la guerra suponen que una simple barra de pan llegue a costar 400.000 millones de marcos.

El pueblo alemán necesita un sentimiento de orgullo.

Ha sido humillado durante muchos años y hablamos de un pueblo muy orgulloso.

Necesitan que alguien se levante y defina a Alemania como nación entre naciones.

En una abarrotada cervecería de Múnich, de repente suena un disparo al aire.

Los congregados, una multitud de líderes locales, no salen de su asombro ante un joven Adolf Hitler que declara que la Revolución Nacional ha comenzado.

El Puch, o revuelta de la cervecería de 1923, es una intentona golpista realmente floja y poco meditada.

A la mañana siguiente, Hitler encabeza una marcha de 2000 nazis armados por las calles de Múnich.

Al llegar al Ministerio de Guerra Bávaro, Hitler y sus hombres se enfrentan a una lluvia de disparos.

En esta ocasión, quien atenta contra él es la policía de Múnich y no un aspirante a asesino.

Cuando se disipa la polvareda, los cadáveres de 16 revolucionarios nazis yacen en el suelo.

Hitler es detenido.

Su malogrado intento de tomar el poder será conocido como el Puch o la revuelta de la cervecería de 1923.

Si Hitler hubiera muerto en la revuelta de la cervecería de 1923, seguramente habría terminado en el cubo de la basura de la historia.

En 1924, después de pasar menos de un año en la cárcel, Hitler se revela como un hombre con una misión.

Se veía a sí mismo como el salvador de Alemania, amparado por la Providencia para hacer grandes cosas por el país.

A principios de la década de 1930, Hitler, con 42 años, se postula para ser presidente de Alemania.

Predica la intolerancia racial e ideológica y arremete contra los capitalistas, los comunistas y los noarios.

Define a los judíos como una enfermedad que debe ser erradicada.

Mucha gente tiene buenas razones para odiar a Hitler.

Para algunos, el asesinato es la única solución.

Estar en la piel de Hitler es sumamente peligroso.

Cuando uno dedica su vida a ser un profesional del mal, es natural que haya gente por ahí que quiera matarlo.

Los primeros aspirantes a asesinarlo tal vez fueran valientes, pero, dada la escasa elaboración de sus planes, tenían pocas posibilidades de éxito.

El complot número uno tiene lugar en marzo de 1932.

Hitler está recorriendo el país y aparece ante grandes multitudes.

Está expuesto al ataque de cualquiera.

Un soldado desarmado sin identificar dispara contra su tren a las acueras de Múnich.

Hitler resulta ileso, pero eso es solo el principio.

En junio se libra por poco del segundo intento de acabar con él, una emboscada con armas cerca de Strasslund.

Un mes más tarde sufre rasguños en la cabeza durante el tercer intento, un atentado contra su automóvil en Nuremberg.

En enero de 1933, Hitler es nombrado canciller de Alemania.

Se trata de un grupo de conspiraciones para matarlo.

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