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Relatos Salvajes
#400 Space Hulk 5 (Gave Thorpe)

#400 Space Hulk 5 (Gave Thorpe) b1t3t

15/2/2025 · 53:05
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Relatos Salvajes

Descripción de #400 Space Hulk 5 (Gave Thorpe) 2u5635

Y ya va quedando menos! Seguimos con Space Hulk, a manos del Tecno Marine Juan Lamas Nos vemos pronto con más Relatos Salvajes… ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/470115 27u5i

Lee el podcast de #400 Space Hulk 5 (Gave Thorpe)

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Spacehull, Gabe Thorpe. Quinta parte.
Tiempo de misión post-impacto. Treinta y dos minutos ocho segundos.
Solo se encontraron grupos dispersos de robajenes,
mientras Calistarius guiaba a la escuadra Lorenzo a través de los retorcidos pasajes en dirección a la fuente del fenómeno.
La mayoría de los alienígenas estaban concentrados enfrentando a la fuerza principal de los ángeles sangrientos.
De vez en cuando, una ráfaga de voltes de asalto, a crepitar de los poderes psíquicos del bibliotecario,
resonaban por los pasillos hasta L'Oriel, que estaba posicionado a retaguardia de la escuadra improvisada.
No había amenazas y L'Oriel sentía una sensación creciente de frustración por su inactividad.
Desde que había sido reanimado del sueño del ataque psíquico de los robajenes, L'Oriel se había sentido distinto.
Podía percibir la extraña llamada que había descrito Calistarius.
Era algo que se introducía en su mente y latía en sus venas con cada pulsación de sus dos corazones de marina espacial.
Algo estaba tendiendo su mano hacia él en la oscuridad, y todo su cuerpo respondía.
Atravesaron una amplia cubierta abierta al espacio profundo, de altos techos flanqueados por largas galerías de altos ventanales arqueados.
Una enorme forma bloqueaba la imagen de las estrellas.
Eran los restos de una nave incrustada en el lateral de la que estaban investigando.
El suelo y el techo de la cámara estaba retorcido, y los exterminadores tenían que caminar sobre hojas dobladas de metal.
Pudieron disponerse en línea en aquel amplio espacio, y L'Oriel se colocó en el flanco izquierdo, cerca de los ventanales.
Cuanto más avanzaban, más sentía L'Oriel el tirón de la presencia detectada por el hermano Calistarius.
Parecía que a cada paso, L'Oriel se llenaba de más energía.
A cada zancada, se acercaba más a alguna clase de meta que siempre hubiera deseado, pero que nunca hubiera conocido.
Miraba a izquierda y derecha, con sus focos iluminando la cubierta caprichosamente corrugada, en busca de enemigos.
Se detuvo, y giró completamente hacia la izquierda, permitiendo que las luces atravesaran la oscuridad tras el ventanal, revelando algo que hizo que jadeara por la sorpresa.
Dijo con voz agitada y con un sentimiento de asombro que ahogaba las palabras en su garganta.
—¡Mire! —alcanzó a decir L'Oriel.
A la luz gemela de sus focos, quedó revelado el costado de la nave vecina.
Era enorme, y estaba aplastada contra el pecio en un ángulo muy agudo.
La vista desde el ventanal era bastante restringida, pero a pesar de la extraña inclinación y de la parcial oscuridad, el blasón del flanco de la nave era claramente reconocible.
La gota de sangre alada de los ángeles sangrientos.
—¡Por la gracia del ángel! —dijo Lorenzo.
Los demás miraron en confuso silencio.
—¡Hemos sido traídos aquí por algún motivo!
—¡Todos oímos la llamada y teníamos que acudir!
—¡Ahora debemos encontrar una forma de entrar! —exclamó L'Oriel, girándose y haciendo que las luces de sus focos se deslizaran sobre el muro de la gran sala.
Un conjunto de chatarras extendía desde el suelo hasta el techo, en el punto en que ambas naves habían chocado, creando una visión distorsionada de vigas retorcidas y mamparos contorsionados.
—¡Encontraremos una forma de entrar! —dijo Lorenzo.
—¡Encontraremos una forma de entrar! —dijo Lorenzo.
El sargento dirigió a la escuadra tan rápidamente como les permitió avanzar el hondurante suelo, hasta que los exterminadores estuvieron al lado del muro de metal retorcido y rococemento teñido de carmesí.
Se separaron a lo largo de la barrera, buscando alguna forma de superarla o atravesarla.
Zahel tiró de unos puntales con su puño de potencia, siendo respondido por crujidos provenientes de más arriba, que sugerían que se había acabado.

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