4. Un viaje de Ida y vuelta: Un banco, el primer armador de España 6g4t1o

Hola soy Dastir y a través de este canal te voy a contar mi historia. Aquí estoy otra vez con mis recuerdos. Había quedado que te iba a contar cuál era la vida de una mujer que se le dijo que sólo podía ser recepcionista a hoy. Entonces, sólo podía ser recepcionista y de hecho así fue.

Acepté el puesto de recepcionista porque, telefonista, recepcionista, como se llamaba en esa época, porque tenía dos hijos que alimentar y ese trabajo me parecía muy interesante. Me parecía que el destino me lo había puesto en mi camino porque algo me tenía que traer y así lo hizo, me trajo muchas cosas.

Entonces, de aquel trabajo de recepcionista, precisamente un día después de dejar los hijos en el colegio después de comer, entró una llamada y de haber contestado a esa llamada de una forma eficiente y haber solucionado un problema de un Flete, sin que nadie me ayudara porque estaba sola en la oficina, eso permitió que cuando llegó el director de Flete se llevó la mano a la cabeza diciendo que quien había hecho ese trabajo y le dije que yo y me preguntó y qué haces ahí de recepcionista y le dije porque es lo que me han dicho que valgo. Ese señor también era el director de Flete de esa empresa, también era de Egipto y no se había enterado que yo era de Egipto. Total, que me dijo tú ahí no puedes estar tienes que venir conmigo y le dije pues enfrenta usted al y al director porque yo no pienso abrir la boca.

Al día siguiente estaba en el departamento de Flete y con ese señor que me dio, fue mi primer maestro, este señor Mohamed Naim, ese señor fue un gran profesor de todos los contratos de fletamentos que estuvimos haciendo, la experiencia, lo cierre, aquella cabina de Télex con cinco teles junto, una banda amarilla que teníamos que grabar haciendo perforaciones, o sea que cuando tecleabas hacían perforaciones y a través de esa banda perforada el lector lo iba leyendo y traduciendo en esa máquina ruidosa asquerosa que se llamaba Télex y estaban los cinco en línea dentro de una cabina de cristal porque tenían que insonorizar porque si no la oficina se volvía loca con un Télex en marcha todos los días que parecía peor que un tanque, entonces esos Télex se ponían en fila porque la misma cinta amarilla se tenía que utilizar logísticamente hablando de coger la punta y meterla en el segundo aparato para que mientras que el primero todavía estaba saliendo la orden en el segundo aparato podíamos llamar y conectar con otro armador o fletador según era el o carga para que así en cinco oportunidades de ar a cinco oportunidades de ar a diferentes clientes y hacer la oferta al mismo tiempo, o sea fíjate cómo era la logística que se aplicaba en ese tiempo y el ingenio que uno tenía que utilizar para que poder trabajar no a la velocidad de hoy pero a una velocidad bastante respetable por aquellos años y lo mejor era la carrera que te pegabas desde la cabina de Télex al teléfono que era de tierra y de disco que medías el dedo a veces y se te quedaba dentro y dentro de ese teléfono tenías que estar hablando para negociar la cláusula como si estuvieras en un mercado, pues todo esto efectivamente todos estos recuerdos vienen un poco para comparar y hacer ver que la vida no siempre fue tan cómoda como hoy con todas las tecnologías que tenemos sino que