#381 Cazadores Nocturnos 02 Barbara Hambly 12t3i

Llegar a la estación de ferrocarril era un paseo de unos diez minutos por hollywood street solo entre los pegajosos pelos de la niebla de septiembre ayer sentía un intenso deseo de que la distancia fuera tres o cuatro veces mayor se daba cuenta de que necesitaba tiempo para pensar isidro había desaparecido en la misma puerta de la casa desvaneciéndose en la bruma como por arte de magia el profesor se había esforzado por mantener su concentración en el vampiro durante lo que tuvo la absoluta certeza de ser un vacío momentáneo de la conciencia pero no lo había logrado no es de extrañar que la leyenda atribuye esa los vampiros la capacidad de disolverse en la niebla y bajo los rayos de la luna de escurrirse por los ojos de las cerraduras o por debajo de las puertas en cierto sentido eso habría sido más fácil de comprender es el instrumento esencial del cazador o del espía la noche era fría y notaba la niebla húmeda y pesada en sus pulmones no se trataba de la niebla negra mortal de londres sino de la variedad de oxford de una densidad singular que hacía que la ciudad entera parecía ligeramente recubierta por el vello del musgo el verdor y la antigüedad a su izquierda al salir a broad street los bustos esculpidos alrededor de sheldon y anchieta una nebulosa reunión de fantasmas parecía observar su paso la misma cúpula del teatro estaba perdida en la bruma de más allá estará isidro moviéndose por algún lugar entre aquellos fantasmas sin dejar rastro de pisadas en el húmedo granito del pavimento se pregunta o se hallaban otra parte detrás de ayer protegido por la niebla siguiéndolo en silencio observando con atención si su poco dispuesto a gente daría media vuelta y regresaría a casa el profesor sabía que no les reportaría ningún bien hacerlo su mente continuaba rebelándose ante la idea de que había pasado la última media hora conversando con un vampiro vivo un oxímoron como no hay ninguno reflexionó irónico pero la diferencia si es que existía alguna era en este sentido académica aquella noche había estado expuesto a un peligro mortal de eso no tenía dudas y por lo que se refería a lydia no tenía ninguna razón para creer que don simón estaba solo según había afirmado el ayer había considerado la posibilidad de pedir que le dejaran registrar la casa antes de salir pero comprendió que sería un gesto inútil incluso un cómplice mortal podía haber estado escondido entre la niebla del jardín y no hablemos de uno ha habido de que pasaran ojos mortales junto a él se había contentado con encender el fuego ya preparado en el hogar de la chimenea y en la cocina para que el servicio no despertase en el frío porque despertaría según le había asegurado isidro a cabo de una hora de su partida y en todo caso el vampiro sabía donde vivía ayer sí lo estaba vigilando no había manera de volver a la casa y de conseguir poner a lydia salvo sin que fuera interceptado y otro punto académico que era lo que se entendía exactamente por poner a salvo ayer hundió sus manos enguantadas hasta el fondo de los bolsillos del holgado abrigo marrón que se había puesto y reviso mentalmente todo lo que sabía sobre vampiros que eran muertos que prolongaban de manera indefinida sus vidas bebiendo la sangre de los vivos parecía ser el único punto fuera de toda discusión a pesar de las narices arrancadas a mordiscos en roma desde la primera conversación de ulises con las sombras existían tan pocas divergencias en aquel tema central que ayer se hallaba al menos intelectualmente algo atónito ante la incredulidad que él mismo había mantenido hasta el momento de aplicar el estetoscopio sobre aquel torax delgado y duro bajo la seda oscura del chaleco y hoy ir nada sus investigaciones sobre folklore lo habían llevado de china a méxico y de méxico a los montes australianos y virtualmente no había lengua que no poseyera ningún equivalente del término