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La antigua Roma a pie de calle
30. Fake News en la Antigua Roma

30. Fake News en la Antigua Roma 6u2x4z

4/4/2025 · 22:48
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La antigua Roma a pie de calle

Descripción de 30. Fake News en la Antigua Roma 6p2v45

¿Recordáis cómo empezamos? En nuestro primer episodio Francisco Pina Polo, catedrático de la Universidad de Zaragoza, y Cristina Rosillo, catedrática de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, nos hablaron sobre la transmisión de la información en la antigua Roma. ¿Dónde se enteraban de las últimas noticias?¿Cómo sabían si la información era veraz o simplemente un rumor? De todo ello trataron en su conversación sobre las Fake News. ¡No os lo perdáis! Creditos: - Contenidos: Francisco Pina Polo y Cristina Rosillo - Coordinación: Cristina Rosillo y Elena Torregaray - Edición: Leire Lizarzategui, Diego Rey - Comunicación: Maddi Izaguirre - Técnico de sonido: Esperanza Ródenas Perea -Música: Obra: Malicia Música de https://www.fiftysounds.com/es/ Obra: Cronos Música de https://www.fiftysounds.com/es/ Obra: Ashes Music by https://www.fiftysounds.com Obra: Vulcano Música de https://www.fiftysounds.com/es/ 1j1l2l

Lee el podcast de 30. Fake News en la Antigua Roma

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Os damos la bienvenida al primer episodio de Roma a pie de calle, un podcast de divulgación sobre la República Romana, realizado por historiadores e historiadoras de universidades españolas. En este podcast hablaremos de todo. Violencia, mitos, fake news, piratas… Estos programas han sido realizados gracias a la red de excelencia Líbera Respública.

Esperamos que os gusten. Soy Cristina Rosillo, profesora de Historia Antigua de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Yo soy Francisco Pinapolo, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza. En este episodio vamos a hablar de fake news en la Roma Republicana, proporcionándoos alguna información en general sobre su creación y difusión, así como ejemplos concretos. Sí, en Roma también había fake news y algunas muy importantes para entender la historia republicana. ¿Comenzamos? Como todos sabéis, fake news son noticias falsas o falseadas difundidas conscientemente con ánimo de engañar y crear desinformación sobre un tema determinado y entre un público concreto.

En realidad, en castellano tenemos una palabra que puede sustituir perfectamente al anglicismo ahora en boga. Me refiero a bulo, que según la RAE es una noticia propagada con algún fin, fundamentalmente con algún propósito negativo. En definitiva, un bulo es una mentira, un engaño, una patraña, un infundio… En ocasiones, los bulos que se difunden parecen tener una apariencia de posible realidad, lo que naturalmente hace que sean más creíbles y tengan un mayor recorrido. De hecho, uno de los desafíos de muchos gobiernos actuales es conseguir que las redes sociales pongan coto a los bulos o al menos den claves para entender que son eso, noticias falsas. Es evidente que las noticias falsas o fake news pueden tener un impacto público y político notable.

Así es, las fake news buscan a menudo influir políticamente. Todos conocemos bulos políticos de calado en la última década. Algunos bulos tienen todo el aspecto de ser eso, fake news, a pesar de lo cual pueden tener un éxito increíble. Por ejemplo, el mito de que el astronauta Neil Armstrong nunca llegó realmente a la Luna en 1969. La teoría sostiene que la misión del Apolo 11 y su histórico aterrizaje lunar fueron falsificados por la NASA y el gobierno de Estados Unidos para ganar la carrera espacial contra la Unión Soviética.

Se afirma que las imágenes de Armstrong caminando en la Luna fueron filmadas en un estudio de grabación y dirigidas por Stanley Kubrick y que todo el evento fue una elaborada farsa.

A pesar de las imágenes y de que miles de científicos y expertos respaldan el aterrizaje en la Luna, esta teoría de la conspiración sigue persistiendo en algunos círculos. Y ya no hablemos del terraplanismo u otras teorías conspirativas, como las estelas blancas de los aviones que algunos sostienen que son productos químicos para destruir a la humanidad.

Bueno, o todos los que pillamos mejor el 5G porque tenemos puesta la vacuna del COVID. Por lo tanto, los bulos pueden ser más o menos creíbles o fantasiosos, sensacionalistas, desmesurados o hasta disparatados. Pero la cuestión es encontrar gente dispuesta a creérselos por convicción, en general por convicción ideológica, o incluso por interés personal. Y esto ha venido ocurriendo a lo largo de toda la historia de la humanidad.

Eso sí, lo que ha cambiado considerablemente ha sido la manera de generar y divulgar un bulo. En la actualidad, cualquiera puede poner en circulación una noticia falsa. Otra cosa es, naturalmente, que tenga éxito en su difusión. Basta con tener un ordenador, a internet y un cierto manejo de las redes sociales. Literalmente en segundos, una noticia falsa puesta en circulación en algún punto de, digamos, Estados Unidos, puede ser conocida en Europa o en el Extremoriente.

Ya no es necesario, como hasta hace apenas unas décadas, un estudio de televisión o de radio, un periódico donde dar la noticia. Del mismo modo que una noticia se puede difundir rápidamente, también es posible, en principio, verificarla con igual rapidez en los medios digitales y en las redes sociales, de modo que siempre es factible comparar informaciones y decidir personalmente si una noticia es creíble o no. Claro, eso requiere por nuestra parte un cierto esfuerzo de verificación, si así lo deseamos, y es verdad que a veces no es tan fácil.

Hay otro punto que influye en el modo en que nos enfrentamos a una noticia. Nuestra ideología, que actúa como un filtro fundamental a la hora de asumir o rechazar una información.

Tendemos cada vez más a vivir...

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