295. La trágica historia de Jason Worley 563r40

En Darlington, Indiana, Jason Worley vivía junto a su mujer, Brandy, en una casa unifamiliar, a las afueras de la pequeña localidad. Llevaban casados ocho años y habían traído al mundo a dos hijos. Para el año 2016, Tyler tenía siete años y la pequeña Charlie, tres.

Jason y Jason Worley eran una familia apreciada en Darlington. Con poco más de 700 vecinos, todos se conocían y los consideraban una familia casi perfecta. Un matrimonio joven con dos hijos preciosos que habían conseguido construir un hogar con el paso de los años.

Sin embargo, las apariencias a veces engañan. Y lo que a simple vista parecía un vínculo sano y con una unión fuerte entre ellos. La realidad era muy distinta en la intimidad de aquella pareja. La implacable pérdida de la confianza, la angustia y la desesperación.

Llegaría a un punto casi obsesivo por parte de uno de ellos. Lo llevó a bucear por Internet, a buscar consejo en foros. Quizás la opinión de desconocidos, de aquellos que podían ver la situación de manera imparcial, podrían darle la respuesta que andaba buscando. Pero esto solo haría que la alarma social estallara cuando los periódicos sacaron una serie de titulares con datos que casualmente coincidían con ese post que alguien anónimo había publicado en Internet.

El caso de los Worley fue un caso que dejó de manifiesto la desintegración progresiva de un matrimonio con consecuencias devastadoras. Donde los más inocentes, quienes menos capacidad tienen para defenderse, pagaron precisamente esas consecuencias. Lo que comenzó como una grieta apenas perceptible, culminó con el acto de violencia más extremo e incomprensible. Hoy nos trasladamos hasta el pequeño pueblo de Darlington, en Indiana, para conocer qué estaba sucediendo entre los muros de la casa de los Worley.

Nos adentraremos en su vida íntima y en lo que desencadenó este terrible suceso, que dejó a su paso un rastro de dolor, preguntas sin respuesta y el horror que a día de hoy todavía se sigue recordando. Poneos cómodos y dejad que mi voz os guíe en este nuevo True Crime que empieza aquí, en Crónicas de la Calle Morgue. Jason Worley tenía 29 años en el momento en el que empieza a desarrollarse esta historia. Era programador y por aquel entonces estaba inmerso en un nuevo proyecto.

Sus jornadas laborales a menudo superaban las 60 horas semanales, una carga a nivel físico y psicológico que asumía con el único propósito de poder ofrecerle lo mejor a su familia. Brandy tenía la misma edad que él, y tras contraer matrimonio llegó el primer hijo de la pareja, Tyler, a quien ya hemos conocido en la introducción de este podcast. Cuatro años más tarde llegaría Charlie, y para Jason los tres eran lo más importante de su vida. Sin embargo, en mayo de 2015 Brandy tuvo un gesto que dejó preocupado a su marido.