169 Nativos e incompetentes digitales 3l4r70

¿Esta indumentaria para dar clase a las nueve es correcta o debería...? Yo la veo bien.

Yo también.

Te falta la pipa, pero bien.

Sí.

Además, entre la voz y la bata de botiné...

Bienvenido a TDH, tus 15 minutos semanales sobre tecnología y nuevas generaciones.

Y esa suavidad a la manera de hablar no pareces tú, joder.

Verdad, con esta voz magnífica y deliciosa que Dios me ha proporcionado cuando tengo gripe.

Episodio para milenias digitales que quieren ser mejores que sus padres.

O sea, ja, eso es un oxímono.

Bueno, pues todos lo hemos escuchado alguna vez, ya lo he dicho, ese concepto de nativos digitales que yo imagino mentalmente como esos churumbeles que salen del paritorio con un teclado y un ordenador compilando un Linux.

No sé cuál es vuestra imagen mental de nativos digitales, pero la mía es, vamos, esa, ¿no? Unas criaturitas tiernísimas que aprenden javascript antes que a decir mamá.

Y con un hueso en la nariz.

Yo, nativo digital, me imagino eso, pero con un hueso en la nariz.

Al mejor estilo pica piedra, ¿no? Eso es.

Bueno, pues esta idea tan peregrina, que no sé de dónde salió, bueno, sí sé de dónde salió ese término, fue acuñado por el escritor estadounidense Mark Prensky en 2000.

Prensky, de los Prensky de toda la vida.

De los Prensky de toda la vida, ¿vale? Bueno, pues ahí después de esta píldora cultureta, pues bueno, esa idea tan peregrina está siendo desmontada sin ningún tipo de compasión por la dura, dura realidad.

¿Qué es la realidad? Que esta generación de nativos digitales en realidad tienen no pocas, casi ninguna competencia digital.

Si por competencia digital vamos a definir competencia digital como aquellas habilidades o capacidades que te permiten desenvolverte profesionalmente en un entorno de trabajo habitual como el de hoy en día, donde muchas herramientas son digitales.

A ver, si ya me aplicas la definición que te interesa por el razonamiento lógico, ¿no? Claro, claro, efectivamente, porque eso evidentemente es algo más complejo que lo de pasar el dedo por la pantallita para cargar el siguiente TikTok, evidentemente.

Pero si dices que nativos digitales son los que han nacido en la era digital, pues ya está, ¿no? No les otorga ninguna habilidad extra, es precisa y sí, son nativos digitales, analfabetos digitales también, pero nativos.

Sí, no, pero la definición a la que me refirieron no era la de nativos digitales, sino la de competencia digital.

¿Qué es una competencia digital? Bueno, pues puede ser...

Que lo adquirían por sí solos.

Esas que vienen por ciencia infusa, como ese meme del chinito que está en la escuela y hace así con las manos y se empapa de conocimiento, que está flotando encima del libro de texto, ¿no? Pero bueno, eso, que competencia digital puede ser algo más complejo, y de hecho es algo más complejo que pasar la pantalla del TikTok.

Entonces, bueno, la pregunta es qué cojones, qué ha pasado aquí, ¿no? Cómo es posible que en el mayor momento de generalización de la tecnología, donde está, es ubicua y está en todas partes, es como Dios, es omnipresente, el resultado sea una generación entera de incompetentes digitales.

Porque nos hemos fijado en hacer capas y capas de abstracción que nos facilitan y, entre comillas, facilitan las cosas, alejándonos cada vez más de la esencia del funcionamiento de la máquina con la que estamos trabajando.

Vale, y es la tecnología nos hace vagos.

No, no, lo mío es anterior.

Esa es una sorpresa, ¿no? Sí, en realidad esa es una sorpresa, que la tecnología nos hace vagos.

Vale, yo empiezo, yo comparto fundamentalmente ese diagnóstico.

Desde el momento en que para una persona, un ordenador es una lavadora, en la que elige un programa y lo ejecuta y ya está.

Y a poder ser de la forma que se decía...

Es más fácil que una lavadora sea un ordenador que que un ordenador sea un ordenador.

Sí, pero bueno, quiero decir que la relación con él es exactamente la misma, ¿no? Tú coges una tablet y realmente no tienes que plantearte qué es lo que estás haciendo.

Los que estamos aquí, que ya somos abuelos analógicos pasados a la digitalización a hostia limpia, pues lo tuvimos que hacer a pelo, ¿no? En una tablet o en un Android o en un iOS, tú no tienes ni siquiera que plantearte dónde buscar una aplicación.

Exactamente.

Tienes una tienda de aplicaciones en la que, lógicamente, todo está ya ahí.

Después, cuando la localizas, no tienes que plantearte ni cómo se instala.

Simplemente le das doble clic, autorización, pago, si es el caso, y te la instalas.

Con lo cual, pues, chico, es que, lógicamente, la capacidad para lidiar con los problemas que hay detrás, que están abstraídos, esa capa con la que nosotros interactuamos, desaparece.

¿Y dónde lo instalas? No, ¿dónde lo instalas? Es que no tengo esa sensación.