128 La crisis de los 40 2b5d5r

Con esta música, seguro que nuestros oyentes adivinarán a quién tenemos en nuestros estudios.
Pues sí, Abel García, nuestro psicólogo de cabecera.
Como siempre, animándonos con esa base psicológica y analizando temas que nos afectan a todos.
Como puede ser la crisis de los 40.
Abel García, buenas tardes.
Hola, buenas tardes. Me encanta que la gente me empiece a reconocer como el psicólogo rockero.
Es muy acertado. Va mucho con mi personalidad.
Psicólogo rockero, psicólogo rockero.
Lo que está claro es que a ti, o que tú ahora mismo, crisis de los 40 no tienes.
No tienes porque se te nota que no tienes ninguna crisis.
Bueno, se me ha pasado ya esa época, pero sí que es verdad que hay muchos contemporáneos que sí la padecen.
Bueno, ¿cómo definirías tú la crisis de los 40?
Bueno, pues es una de estos, lo llamamos más bien constructos, digamos, de tipo cultural.
Más que exactamente una etiqueta diagnóstica porque no existe, igual que tantas otras cosas,
no existe ese tipo de diagnóstico en los manuales de psicología.
Digamos que sería como una especie de categoría que agrupa las personas que tienen a esa edad,
cercana a los 40, recién empezada, una sensación de ansiedad, insatisfacción, tristeza y sensación de vacío.
Que por otra parte, si te pones a analizarlo, con esas cuatro etiquetas podemos cubrir cualquier cosa.
Es tan genérico que cualquier persona que no tuviera esa crisis puede ir a una consulta de psicología
por tener insatisfacción o tristeza o ansiedad o sensación de vacío.
Se dice que afecta más o menos un 26% de la población,
pero como te digo, no hay estudios serios sobre esta patología.
Yo te querría preguntar, ¿por qué se produce una crisis siempre que cumplimos números redondos?
Los 20, los 30, 40, 50, 60, ¿por qué?
Pues sería por algún tipo de efecto numérico, es decir, ya he pasado de una categoría de edad a otra.
A lo mejor si tuviéramos planteado el cambio de década, que fuera cada cinco años en vez de cada diez.
Aquí en la vida siempre tenemos la tendencia a agrupar las cosas de día en día.
El sistema decimal.
Pero el caso es que ya parece que has cambiado de un grupo de edad a otro, caracterizado por algún tipo de cosa.
Luego ya cuando estás en mitad de los cuarenta y pico, te gusta más considerarte cerca de los cuarenta que de los cincuenta.
Y vas retrasando un poco esa autocategorización como una persona ya de tipo cincuentona.
Entonces empezará otra crisis diferente, con algunas características un poco diferentes a esa.
Claro que yo te querría preguntar, hay más de una crisis y no todas tienen los mismos síntomas.
Según la edad, según a la edad a la que accedamos es diferente.
Exactamente, tienen características.
Yo llego a encontrar buscando hasta la crisis de los veinte años.
Que me pregunto que crisis puede tener una persona a los veinte años, cuando no ha terminado nada.
O que crisis puede tener una persona a los ochenta, a los noventa años, si ya ha reflexionado sobre su vida,
todo lo que tenía que reflexionar y ya ha entrado en un periodo de aceptación de la senestud.
Pero en fin, que como son constructos inventados, que luego de tanto hablar de ellos,
al final se llegan a considerar como algo de lo que todo el mundo habla, como dicen las redes sociales.
En fin, la de los cuarenta, que es la que nos ocupa.
Tiene más que ver sobre una reflexión sobre la existencia,
sobre una especie de reevaluación de logros y de metas que se han cumplido o no.
Y si no se han cumplido, precisamente cuando entra la crisis.
Tiene que ver más que eso que no con la cercanía a la muerte, por ejemplo.
Porque sería más característico de unas personas de cincuenta, sesenta años, que ya lo ven más cerca lo otro.
Esto no tanto, porque acaba de dejar un poco la juventud.
Pero sí como que reevaluar si hasta el punto que hemos llegado,
necesito cambiar mi estilo de vida por expectativas que no se han cumplido.
O si me veo físicamente mal y necesito algún tipo de arreglo o de mejoría.
Y dentro de esto hay gente que lo afronta de forma correcta y otros no tanto.
Bueno, pues vamos a hablar de esas actitudes adecuadas y las inadecuadas.