08 22-05-25 LHDW Conocemos a Mara Colás, la chica que viene después después de nuestro programa 584i2

Cada tarde, en Mix FM, la hora de Walter.

Bueno, pues el fin de semana está a la vuelta de la esquina y en el fin de semana nos damos caprichines.

Y los caprichines, en Cantabria, pues siempre los cogemos en el mismo sitio.

Desde hace mucho tiempo, alimentación especializada, diferente, nadie ha hecho tanto honor a su nombre como esta empresa que nos acerca al mejor jamón, al mejor queso, al mejor foie, a los mejores productos en su carnicería estelar, a todo lo bueno, vamos, a todo eso que a todos nos gusta.

Y que los fines de semana, pues le damos un poquito más sencillamente porque nos lo merecemos.

Y en Cantabria somos muchos los que nos merecemos desde hace tanto tiempo, un lugar de confianza, de calidad, un lugar diferente, alimentación especializada, diferente en la calle Vargas y en el Sardinero, en los Bajos, del Hotel Santemar.

Viene, seguro que sí, un fin de semana diferente.

Bueno, pues hoy, Fernández, me hemos mandado a escardar cebollines a Pamplán, a José Antonio Avellán. Sí, sí.

Le hemos dejado descansar.

Descansar, ¿no? Que tendrá luego Twitch a las ocho.

Mira, el martes me toca a mí. Ah, bien.

Con él, a las ocho, un Twitch.

Hoy le hemos mandado a escardar cebollines a Pamplán porque hoy quiero responder de la mejor forma posible a una de las preguntas que más me hacen, Pedro, que más nos hacen últimamente, y es...

La chica que viene después de nuestro programa.

¿Cómo es? ¿Quién es la chica que viene después de nuestro programa? De siete a ocho. Sí, sí.

A Patrick seguro que se la han hecho también más de una vez.

Sí, me lo preguntan, pero ella también tiene aquí su legión de fans.

Bueno, pues...

Además de presentarla para que lo tenga claro todo el mundo, hoy voy a reconocer que no sé si cometo un acto en los tiempos actuales de machismo, pero a esa pregunta siempre respondo la misma frase.

Mara, la mujer de Avellán.

Y, coño, ¿eso en los tiempos actuales es machista? Rosa Larguero.

Mara Colás, buenas tardes.

Madre mía, te estaba escuchando y estaba diciendo súper machista.

Ah, sí, es súper machista, ¿no? Súper. Súper, súper.

Sobre todo porque parece, cuando te dicen la mujer de...

Parece como que este señor te ha puesto ahí...

Como si fuéramos un avalos cualquiera que ha colocado a su señora en algún puesto de lo que sea. Sí.

Pero hay que reconocer que yo empecé en la radio antes que él.

Claro, claro, pero si yo eso lo sé.

Pero tú imagínate, entras a un bar 8 y 10 de la tarde a tomar una caña con los colegas y uno que está en la barra, hombre, Walter, muy buenas, oye, que te oigo todos los días, qué guapo, tal, y dice, por cierto, que estoy para preguntarte, es que esta secuencia la vivo de vez en cuando.

¿Quién es la chica que va después de ti? Pues tú, lo que te lo quitas es rápido encima y dices, Mara, mira, es la mujer de Avellan.

Madre mía. Ya, pero Mara...

Madre mía, es un San Benito que me ha...

Vamos, que me ha fastidiado toda mi santa vida.

Estoy seguro.

No, no, pero es que además hubo una época, claro, es que todo esto hay que...

Hubo una época en la que yo salía en prensa en El País, en Sábado Gráfico, no sé qué, y la gente decía, ¿quién es José Antonio Avellan? Y yo decía, el novio de Mara.

Pero luego esto entró ya en su línea de tocata y del gran musical y del superbaby y no sé qué, y ya era yo la mujer de Avellan.

Mira, me molesta, Walter, me molesta.

Lo entiendo, lo entiendo, lo entiendo porque es verdad, tú llevas toda la vida en la comunicación, locutora, redactora, columnista de opinión, has estado en gabinetes de prensa, has estado en todo lo que esta profesión puede demandar de un profesional.

Y empezaste antes que él.

Pero mira, estos días, últimamente he visto varios documentales de Hollywood, de Humphrey Bogart, Elizabeth Taylor, varios de esos clásicos, y en casi todos había una historia de uno de sus matrimonios que era con alguien de su profesión, del mundo de Hollywood, y que pasaba automáticamente a un segundo plano.

Supongo que si tú ves eso en un documental, sentirías hasta cierta complicidad, ¿no? Totalmente, absolutamente.