Te cuento… un gato solitario 1 — Podcast de historias relajantes 1s4h2a

Te cuento el recorrido de un gato solitario nos encontramos en los tejados de una ciudad cuyo nombre y localización poco le importan al protagonista un gato de pelaje negro y manchas pardas con unos alicaídos ojos verdes el gato al que nadie había tenido en casa ni habían puesto nombre pasaban las horas merodeando cada rincón de su vieja ciudad durante el día se paseaba por tres o cuatro avenidas medianamente concurridas en busca de desperdicios ratones o alguna que otra caribe muchos eran los felinos que seguía en aquella misma rutina y muchas habrían sido las oportunidades que habría tenido de formar grupos y clanes gatunos pero este gato tenían sus preferencias una vida simple y solitaria sin complejidades sociales ni otros quebraderos de cabeza a pedir a todos su modo de vida hacia los atardeceres menos tres tres y la oscuridad más cómoda y familiar cuando los últimos rayos del sol ya se dejaban caer por las empedradas calles del centro de la ciudad el gato comenzaba su cratchit la escalada entre vehículos aparcados repisas y balcones con saltos y estiramientos sorprendentemente abarcadores y silenciosos lograba alcanzar hasta las plataformas más empinadas y verticales en los altos de las estrechas calles de los barrios más antiguos para cuando el sol se encontraba totalmente cubierto el día estaba aposentado sobre las tejas más confortables y solidarias de los edificios que muy bien conocía aquella noche el gato había dado todos sus pasos tal como se ha dicho y ahora se encontraba en el tejado respirando la envolvente y refrescante brisa de la noche estaba siendo una primavera de contrastes pero se podía disfrutar mayoritariamente de días más cálidos de lo que el clima tenía sus habitantes acostumbrados por aquella región quería entonces detener el tiempo meciendo sus bigotes en aquel ideal ambiente ante una vista privilegiada sus ojos verdes podían contemplar una panorámica digna de mural y de tópicos paisajísticos urbanos los barrios viejos del municipio colmaban los tejados más próximos sus clases antiguas no eran seguramente las más adecuadas verlos exigentes humanos pero sí contaban con los recovecos más solicitados para los felinos unos recovecos que el gato podía escoger gracias a su rapidez y puntualidad los edificios se asomaban en diversas formas y colores de madera y empedrados pintorescos y abandonados sucios y relucientes pero lo que sin duda llamaba más su atención era la manta de tejados que se topaba con el oscuro cielo nocturno algunos de los tejados tenían ángulos casi verticales difíciles de encarama esos son de hecho los que más le gustaban ya que no tenía que pelearse con nadie por su estancia otros sin embargo eran menos empinados casi horizontales de hecho el gato no tendría estos en su lista de recomendados su gran accesibilidad los zafias demasiado ajetreados las chimeneas en los áticos de los tejados de los barrios