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En Vayikra Rabá 26, la exhortación repetida al comienzo de nuestra parashá, a saber, emor...
En Vayikra Rabá 26, la exhortación repetida al comienzo de nuestra parashá, a saber, emor ve-amarta (di, y dirás), es explicada por Rabí Berejía mediante una parábola. Un kohen y un israelita común sufrían de epilepsia. El médico les entregó a ambos un remedio de eficacia comprobada. Instruyó al israelita a usarlo, pero no le dio instrucciones al kohen sobre su uso. Este le dijo al médico: "Señor, ¿no nos dio a ambos el mismo remedio? ¿Por qué le pide a mi amigo que lo use, y a mí no me dio instrucciones?". El médico respondió que, dado que el israelita tenía la oportunidad de caminar por el cementerio, necesitaba el remedio como protección. Sin embargo, el kohen, que no tiene nada que hacer en un cementerio, no necesitaba usar el remedio. De igual manera, los ángeles que no están sujetos al mal instinto no necesitan que se les repitan las cosas; como se declara en (Daniel 4:14). Pero nosotros, criaturas inferiores, al estar sujetos a los impulsos de nuestro instinto maligno, esperamos escuchar las instrucciones de hakadosh barujú cuando se nos dirigen dos veces. Este es el significado de la primera instrucción de nuestra parashá: "Di a los kohanim, hijos de Aarón, que no se contaminen con el cadáver de un compatriota judío".