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Escuchar a un telepredicador tiene su punto, tiene su gracia. Un pastor evangelista no engaña a...
Escuchar a un telepredicador tiene su punto, tiene su gracia. Un pastor evangelista no engaña a nadie, vende su cosa y listo, pero no se disfraza de neuro-científicio y además son grandes oradores. La mayor parte son muy dañinos pero gozan de un extraordinario talento. jajaj, al menos nos merecemos a gente que nos venda un crecepelo, que eso vale, pero que se esfuercen un poco al menos, aunque sea por respeto. Ahí quedan algunas reflexiones.