El planeta de los simios - Pierre Boulle | Audiolibro | #RodVox | Usar 🎧 504v11

El planeta de los simios pierre paul primera parte capítulo uno jane y phyllis pasaban unas vacaciones maravillosas en el espacio lo más lejos posible de los astros habitados en aquel tiempo los viajes interplanetarios eran cosa corriente los desplazamientos inter siderales no tenían nada de particular los cohetes llevaban a los turistas hasta los parajes prodigiosos de sirio o a los financieros hasta las bolsas famosos de octubre de aldebarán pero jane y phyllis una pareja de ricos ociosos se hacían notar en el cosmos por su originalidad salpique de unas gotitas de poesía recorrían el universo por placer a la vela su navío era una especie de esfera cuya envoltura la vela maravillosamente fina y ligera se desplazaba por el espacio empujada por la presión de las radiaciones luminosas un ingenio de esta naturaleza cuando se encuentra abandonado a sí mismo en la vecindad de una estrella a una distancia suficiente no obstante para que el campo de gravitación no sea demasiado intenso se dirigirá siempre por propio impulso en línea recta en la misma dirección que lleve la estrella pero como los soles comprendidos en el sistema estelar de jane y phyllis eran tres poco alejados relativamente entre sí su embarcación recibía las radiaciones de luz siguiendo tres ejes distintos esto había hecho concebir jin un procedimiento ingenioso en extremo para dirigir su nave la parte interior de la vela y llevaba un sistema de cortinas que podía correr y descorrer a su voluntad con lo cual alteraba el resultado de la presión luminosa modificando el poder de reflexión desiertos secciones esta envoltura elástica podía hacer más dilatarse contraerse al gusto del navegante así pues cuando jim quería acelerar la marcha la dilataba hasta darle el mayor diámetro posible la nave recibí entonces el impacto de las radiaciones sobre una superficie enorme y se precipitaba en el espacio a una velocidad de locura que daba vértigo a su amiga files un vértigo que a su vez le alcanzaba a él también y les hacia estrecharse apasionadamente con la mirada fija a lo lejos hacia aquellos abismos misteriosos a los que les arrastraba su carrera cuando por el contrario querían aminorar la marcha jim apretaba un botón la vela se contraía de tal manera que se convertía en una esfera de un tamaño justo para contener a los dos apretados el uno contra el otro la acción de la luz entonces casi nula y aquella bola en minúscula abandona nada solamente a su inercia parecía inmóvil como si estuviera suspendida en el vacío por un hilo invisible los dos jóvenes pasaban horas perezosas y enervantes en aquel mundo reducido construido a su medida para ellos solos y que jim comparaba con un velero con avería y filis con la burbuja de aire de la araña submarina jin conocía perfectamente otras partes que los cosmonautas a la vela consideraban como el colmo de la habilidad por ejemplo el de utilizar la sombra de los planetas y la de algunos satélites para virar de bordo enseñaba su ciencia filis que iba siendo casi tan hábil como el menudo más temeraria cuando llevaba el timón le daba veces por correr bordadas que los llevaban a los confines de su sistema estelar con desprecio de la tempestad magnética que empezaba trastornar las ondas luminosas y á sacudir la nave como si fuera un cascarón de nuez dos o tres veces jeanne al despertarse sobresaltado por la tempestad había tenido que enfadarse para arrancar el timón de las manos y para volver en seguida a puerto seguro había tenido que poner urgentemente en marcha el cohete auxiliar que tenía el puntillo de no utilizar más que en caso de peligro aquel día en jean y filis estaban tendidos el uno al lado del otro en el centro de su club sin otra preocupación que disfrutar de sus vacaciones dejándose tostar por los rayos de sus tres soles jeanne con los ojos cerrados no pensaba más que en su amor por fieles tendido de costado feliz miraba la inmensidad de