El papado y el nuevo Papa m1js

Hola amigos, le saludamos a Pedro Tarkis y le damos la bienvenida muy especialmente a César Vidal que nos acompaña al otro lado de la línea.

Como cada semana, muy bienvenido César.

Muy bien hallado Pedro, muy bien hallado en este Washington que estamos teniendo últimamente unos cambios de temperatura tremendos.

Estamos envueltos en la situación de la elección del nuevo Papa con el conclave que va a empezar a reunirse.

Quizás, antes que nada, mi primera impresión es que, sobre todo en el mundo evangélico, también en el mundo no evangélico, pero en el evangélico se está esperando como si el Papa fuera una figura que de alguna forma fuera relevante para nosotros, como si fuera importante en el devenir de la Iglesia.

No se ha producido como una dislocación del concepto de Papa, que tradicionalmente no era una figura precisamente bien vista y que casi parece que la hemos asimilado e incorporado a nuestra forma de vivir la fe.

Yo no creo en el caso del mundo evangélico en términos generales, pero sí en el caso de una parte del liderazgo.

Tiene una explicación, es la suma de la ignorancia más profunda, que desgraciadamente se da en muchas personas que tienen puestos de dirección, con el hecho de ese hermanamiento que lleva a ser compañero de cama en determinadas instituciones de la Iglesia Católica.

Y este es un fenómeno que la Iglesia Católica lo ha vivido históricamente y lo sigue viviendo, es decir, de pronto se muestra muy comprensiva hacia ciertas ideologías y hacia ciertos movimientos sociales, porque se está acostando con ellos, y entonces hay un ejercicio bastante claro en ese sentido, en un momento determinado firma unos pactos de Letrán con Mussolini que por cierto siguen vigentes en Italia, firma un concordato con Hitler, de hecho, es el primer estado que firma un concordato con Hitler, todo el mundo se acuerda del pacto entre Hitler y Stalin en agosto del 39, a pocos días de iniciarse la segunda guerra mundial, pocos días antes, como si fuera el colmo de los horrores, y resulta que toda Europa había firmado pactos con Hitler y quien primero lo hizo fue el Vaticano, y es un acuerdo que sigue vigente, cosa que hay gente que ignora y que no quiere recordar.

Entonces esa postura que es propia de la Iglesia Católica desde hace muchísimos siglos, desgraciadamente parece que se va abriendo camino dentro de las iglesias evangélicas, e insisto, en algunos casos evidentemente es por ignorancia absoluta de con quién se juegan los cuartos, por utilizar una expresión castiza española, y en otros casos porque efectivamente el poder deslumbra y deslumbra muchísimo, y entonces hace que de pronto algo que realmente debería horrorizarte, porque es la perversión de lo más esencial del cristianismo, pues bueno, te parezca que es cercano, que es amistoso, y vamos a ver en qué queda, porque es casi como la elección del presidente de mi país. Bueno, a mí esto me parece un disparate y me parece peligrosísimo y creo que es importante lanzar la voz de alerta al respecto.

¿Y no piensas que también hay un poco como querer quedar bien con...? Bueno, eso está unido al anterior, es decir, en última instancia tú te estás moviendo en juegos de poder donde efectivamente quieres quedar bien. Yo recuerdo una vez hablando con una persona que había sido diputado durante décadas, comiendo con él, me dijo, es que la política es el arte del pacto.

En realidad en la política se trata siempre de un pacto, te damos esto y a cambio tú nos concedes esto otro, aceptamos esto y a cambio pues tú aceptas esto otro, etcétera. El problema es que hay una parte de esos dirigentes que han abandonado la idea de cuál es su verdadera misión y están en la política.

En la política además como el arte del pacto y en el arte del pacto pues evidentemente se intenta quedar bien con todo el mundo. Claro, esto a alguno le parecerá que es algo maravilloso, o sea, es la unión de voluntades, etcétera. Yo les pediría que vayan al último capítulo del Evangelio de Marcos donde dice de manera taxativa que la razón por la que finalmente Pilato decide ordenar la crucifixión de Jesús era para complacer al pueblo.

Es decir, cuando uno de pronto considera que quedar bien con los demás y aparentar lo que los demás quieren que aparente es más importante que la justicia, es más importante que la verdad, bueno pues con un poco de mala suerte acabas crucificando a un inocente. Y después también yo he visto una especie de ignorancia que tradicionalmente