
Audiodescripción creativa de 'WALL•E': Batallón de limpieza (de Andrew Stanton) 5x2d1k
Descripción de Audiodescripción creativa de 'WALL•E': Batallón de limpieza (de Andrew Stanton) 41356j
En el siglo XXIX, el consumismo desenfrenado, la codicia empresarial y la negligencia ambiental han convertido al planeta Tierra en un páramo lleno de basura; la humanidad no se encuentra por ningún lado y ha sido evacuada por la megacorporación Buy-n-Large (BnL) en gigantes naves generacionales siete siglos antes. De todos los robots compactadores de basura Waste Allocation Load Lifter - Earth class o WALL•E, solo uno queda. Un día, la rutina de WALL•E de comprimir basura y recolectar objetos interesantes se rompe con la llegada de una nave no tripulada que lleva una robot llamada Evaluador de Vegetación Alienígena o EVA, enviada para escanear el planeta en busca de vida sustanciable para los humanos. WALL•E se enamora de ella, y los dos comienzan a conectarse hasta que EVA entra en modo de espera cuando WALL•E le muestra su hallazgo más reciente: una plántula viva. Luego, la nave recolecta a EVA y la planta y, con WALL•E aferrado, regresa a su nave nodriza, el Axioma. 9p1k
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
A veces uno no puede remediar el ser un cotilla.
Y más en las previas de los pases de prensa donde te puedes enterar de cosas muy interesantes.
Una de esas conversaciones iba dirigida sobre las películas de Pixar, donde alguien explicaba que aquel que es capaz de hacer una película partiendo de algo tan sencillo como el mito del monstruo que se esconde detrás del armario y producir un regalo como Monsters S.A.
Se merece todo el respeto del mundo y la entrega total ante cualquier productor que realice.
Ese comentario lo suscribo no solo con aquella película, sino también con Buscando a Nemo.
Y el miedo del padre a dejar volar a sus hijos sobre lo que pasaría en la Tierra si las personas no las respetásemos como WALL-E.
A partir de ahí, Pixar se dedica a hacer un guión tan sumamente bueno que la idea inicial se convierte en un puzle en el que van encajando las piezas con maestría para culminar una obra de arte.
Bien sea en poesía, en cine o en lo que vosotros queráis, WALL-E es una crítica a las decisiones que, en términos de respeto al medio ambiente, vamos tomando los humanos.
Pero también es una historia de amor entre dos robots que transmiten sus emociones mucho mejor que cualquier actor de éxito de los que tantos seguidores tienen.
Sin hablar y tan solo con su mirada.
Es un homenaje al cine, y en especial a Charles Chaplin y su Charlotte, con el que WALL-E tiene infinidad de similitudes en cuanto a personalidad y sentimientos.
Y esa es la virtud de la obra de Andrew Stanton, su director, que según te vas metiendo en la historia y avanzando con ella, no solo buscas los homenajes que se ven realizando a otras muchas películas, sino que empiezas a compararla con grandes obras de la historia del cine.
El arranque al ritmo de un musical de Broadway te prepara para la sorpresa de un mundo apocalíptico donde un robot especial, curioso, inocente y de enorme corazón vive lo mejor que pueda realizando su trabajo.
Pese a lo que pueda parecer, es el mundo del cine, la película Hello Dolly, quien le hace despertar sus emociones.
Pensar en conocer a alguien que le haga vivir los mismos sentimientos que ve a través de ese vídeo que se pone todas las noches antes de dormir.
Pensemos que estamos ante un robot que en teoría tendría que ser inexpresivo, pero que siente.
Los primeros 20 minutos se dedican a conocer a WALL-E, filando gags visuales geniales para componer su personalidad.
Nada sucede al azar. La rutina tiene un sentido.
Descubrimos a WALL-E mientras él va curioseando todo como si fuera un niño, con la misma inocencia, hasta que descubre el amor.
Hasta que aparece EVA.
En las películas de Chaplin, Charlotte representaba los ideales de un mundo antiguo que se rebelaba contra el progreso de una sociedad que renunciaba a esos ideales con tal de tener más.
EVA representa el futuro, sin sentimientos.
Tiene un trabajo y esa es su prioridad, no tiene ojos para nuestra era.
Pero al final, igual que Charlotte, la inocencia, el corazón y la bondad logran calar en su corazón.
La evolución de EVA y de su personaje no se entiende sin la lucha de WALL-E por ganar su amor.
Por encima de las dificultades, se resiste al no como respuesta y por eso emprende un viaje arriesgado con el que busca obtener un gran beneficio.
Todo eso sucede en 40 minutos, sin palabras, como el gran cinemudo, apoyados en la música.
No necesitas las palabras, te vale con los sonidos y ruidos de los robots, escuchar decir sus nombres a los robots como cuando los humanos explicaban con sonido sus nombres cuando se encontraban por primera vez. Es un momento antológico.
Con el viaje se emprende una nueva parte en la película.
Uno se pregunta, ¿ahora qué? ¿Cuál será la sorpresa? Un impresionante viaje a través del universo como nunca habíamos visto.
Es tal el lujo de detalle que no puedes más que contemplar ese viaje.
Se supone que es un respiro para la segunda gran crítica de la película, la dejadez del ser humano ante el disfrute de las comodidades, la representación de unos humanos gordos e inapetentes.
Wall-E, y el mensaje que lleva Eve, Eva, es abrir los ojos a los humanos, es darles un futuro diferente al que vivimos.
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