🎧 8X29. PERDÓN POR VIVIR. Una oda a los pequeños vicios/placeres que nos salvan del aburrimiento vital. 4y612o

Hola Frikilósofo, has elegido la versión editada de este programa, con música, ambientaciones y toda la energía de Frikilosofía. Recuerda que también tienes la versión disponible solo voz, más íntima y relajada, perfecta para desconectar. Y para terminar, dar las gracias a nuestros mecenas por su apoyo. Y ahora, sube el volumen, que empieza Frikilosofía.

Hola Frikilósofo, ¿te puedo hacer una pregunta indiscreta? ¿Qué vas a comer hoy? Si pensabas comerte un buen chuletón, piénsatelo dos veces. Según todos los expertos en nutrición y salud cardiovascular, la carne roja sube el colesterol y contiene clenbuterol, lo que puede dañar tu organismo. Si después de esto que te he dicho, has decidido cambiar y prepararte un pescadito a la plancha, ¡ayayay! Mejor olvídalo, ya que según los expertos en alimentación y seguridad alimentaria, está lleno de mercurio y microplásticos, que también pueden dañar tu organismo.

Entonces, ¿qué te queda? ¿Una ensalada? ¡Ay Dios mío! Lamento decirte que según los expertos en agricultura y toxicología alimentaria, estas están cargadas de peligrosos pesticidas que pueden dañar tu organismo. Y así con todo, tomar el sol, tomarte una copita de vino o tumbarte a la bartola viendo una película de los 80. Todas estas cosas, según los expertos, sí, ya lo has adivinado, ¡pueden dañar tu organismo! Según estudios y estudios de los estudios, todo es malo, muy malo, y solo nos queda exclamar con humor y resignación, perdón por vivir.

Pero, friquilósofo, ¿qué pasa cuando nos olvidamos de todas esas restricciones por un momento y nos dejamos llevar? Son esas pequeñas adicciones o vicios que todos tenemos, los que hacen que nuestra vida sea mucho más llevadera. Ese cafecito de más que te tomas para aguantar el día, ese trocito de chocolate que juras que será el último, pero tú y yo sabemos que hasta que no se acabe no pararás, esa serie que ves hasta las tantas aunque tengas que madrugar, esa cervecita con los amigos, ese helado a escondidas, esa compra impulsiva que no necesitabas o el móvil que miras mil veces al día.

Todas estas cosas no están en el manual de vivir sano. Pero, qué demonios, no todo en la vida tiene que estar aprobado por un nutricionista, ni bendecido por un entrenador personal o un estudio de una universidad de la que jamás has oído hablar. Los vicios son esos pequeños placeres que nos recuerdan que estamos vivos. Además, friquilósofo, no te tomes esta vida tan en serio. Al fin y al cabo, nadie va a salir vivo de ella. Hoy, en Friquilosofía, perdón por vivir.

Se acabó sentirse culpable después de una copa de dos o de tres, aunque antes reconozco que tampoco me sentí culpable nunca, hasta a partir de la cuarta. Se acabó el juzgarnos a nosotros mismos con varas de medir mucho más estrictas de lo que hacemos con el resto de la humanidad. Así que, friquilósofos, perdonémonos un poco, por favor.

Esa cervecita que cae a veces, ese cigarrito que cae a cada rato, ese videojuego, ese tirarse a la bartola. Yo no me tiro a la bartola. ¿Qué es eso? ¿Qué dices esas cosas? Esos de viejos, ¿no? Que acabo de cumplir 40. Que ya voy para abajo, Diego. Que voy para abajo.

Y es que, queridos frikis, a mí la culpa me bloquea. Y reconozco que es enfermizo porque me produce entrar en conflicto conmigo. Porque esto es una cosa entre yo y yo misma. Yo soy mi peor enemiga.

Algo tan sencillo como comerse un donut de chocolate de vez en cuando, o incluso dos de una tacada. Esa acción, frikis. Si de verdad te gusta, la disfrutas, la saboreas, ese o esos donuts no pueden sentarte mal.

Y que los alimentos y costumbres de toda la vida ahora son malos. Y nuestras vidas se han de adaptar a los nuevos descubrimientos científicos que hacen las empresas que nos quieren vender algo.

A ver, los que ya tenéis un poquito de frente, y masa encefálica y masa gris en la cabeza, ya sabéis la verdad, y es muy sencilla. Todo lo he hecho con equilibrio, sin aún