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Esta es una de las entrevistas en las que me parece muy pertinente comenzar preguntando cómo te llamo y cómo te defino para luego ponerte el rótulo, pero sobre todo para dirigir la entrevista.

Me puedes llamar Nacho, me puedes llamar Steve, me puedes llamar my friend.

Claro, es que yo sabiendo cómo firmas y tal, yo también te llamo Nacho, pero prefiero ir por ese camino.

Y, a ver, esto...

Espera, en realidad me llamo Íñigo.

¿Te llamas Íñigo? Sí. Esa es la realidad de todos, que en realidad no me llamo ni Nacho ni Steve, mi nombre de DNI es Íñigo.

Tu nombre de DNI es Íñigo. Y como artista, ¿a ti cómo te gusta definirte? En realidad soy... a veces como para ir por la rápida digo que soy muralista.

¿Que eres muralista? Por la vía rápida, pero la verdad es que cada vez pinto menos murales y hago más otras cosas.

¿Haces más otras cosas? Porque hoy, por ejemplo, el motivo es que ayer la fallera mayor salió ya a decir ya este man falles y es uno de los motivos que nos trae esta entrevista, pero yo creo que eso podemos dejarlo para más tarde.

Pero esto que voy a hacer me hace bastante risa, porque puedo preguntarte muchísimas cosas y no voy a exagerar.

Sí, saco esto, que ya que estoy vamos a hacerle la buena broma, que es los cimientos de la armonía y de la invención de Steve.

En el que, ostia, para los que no estéis viendo esto en vídeo, aquí hay un volumen con un buen archivo de obras de los últimos 12 años.

Pero es que además, claro, tú no llevas 12 años, ya vamos de camino a los 20, Nacho.

A los 30.

A los 30 años.

Desde que empecé a pintar, a ver, cuando eres niño pintas y cuando paras de pintar, pero desde que empecé a pintar graffiti empecé en el año 96.

En el año 96.

Es decir, el año que viene llevaré 30 años desde la primera firma que me hice en la calle.

Bueno, se prevé hacer alguna fiestecilla o algo, aunque sea a puerta cerrada, ¿no?, para celebrar 30 años de activo.

Conviene, ¿no?, hacerlo, hay que hacerlo, ¿no? Conviene.

Eso mismo te hace pensar que lo mayor que estás, ¿no? No, no quiero tirar por ahí.

Algo habrá que hacer, sí.

Claro, a ver, para mí lo importante aquí es preguntarte un poco, porque se puede decir que tú eres muralista, también artista urbano.

Nacho, ¿cómo se pasa de salir a la calle, pintar y ser, vamos a decirlo así a lo rápido, de ser un grafitero a que esto se convierta en un curro? La verdad no lo sé, pero es un sueño.

Porque la verdad que cuando te planteas, cuando tienes 15, 16 años, que te planteas qué quieres hacer para sobrevivir en este mundo, lo último que te imaginas es que la actividad que estás haciendo en la calle, por la noche, de una forma ilegal, puedes responder a esa pregunta, ¿no? Poco a poco, me gustaba dibujar, empiezas a dibujar, de repente te encargan un cartel para una cosa, luego de repente das cuenta que puedes hacer una exposición y se venden tres dibujos y, no sé, te encargan un mural.

Creo que la primera vez que pinté una pared por encargo, igual me regalarían las latas para pintar, y creo que fue una tienda que se llamaba Bugalú, que estaba en la calle, al lado de Aquelarre.

Yo no sé dónde está eso.

Estaba en la calle, al lado de la entrada del Carmen, y es que el otro día me lo recordaron y la dueña de Bugalú le dijo a un amigo, y era horrible lo que pintó. Y yo, claro, año 98, por ahí, y fue la primera vez que hice algo así como por encargo, y que de repente para mí era increíble que alguien me retribuyese, aunque fuera con unos botes.

Pero, Nacho, ¿qué pintaste? Que era tan feo.

No lo sé, pero alguna foto habrá por ahí, no quiero ni mirarlo.

Creo que luego voy a tirar atrás en el Street View a ver si se conservó un poquito.

Pero, claro, a ver, tío, yo quiero hacerte también una pregunta, porque ya hemos dicho que vamos de camino a los 30 años.

Yo, al menos, voy a sacar dos o tres cosillas de las que trae este libro.

Pero, sobre todo, quiero hablar de cómo aquí, en Valencia, una manera de institucionalizar el arte.

Hemos hablado de cómo ha pasado a ser un curro, pero también el hacer el discurso de todo el mundo es cuando ese arte empieza a plasmarse a través de las fallas, y aún más institucionalizado, cuando el trabajo se elige para representar a la falla de todos los valencianos, que es la del Ayuntamiento.

Así que, antes de empezar a entrar en la entrevista del todo, quiero pedirte permiso y preguntarte.

Nacho, ¿me dejas entrar en este libro, aunque sea para sacar dos o tres cosas, y para preguntarte de cómo tu arte en las fallas, en mi opinión, creo que ha marcado un poco un antes y un después? Obviamente, claro que sí.

Pues vamos allá a hablar de esto.