15 MAY 2025 | EL PARTIDAZO DE COPE 1n163t

16/05/2025

¡EL BARCELONA, CAMPEÓN DE SU 28ª LIGA! Atropello fuera del estadio antes del partido....

¡EL BARCELONA, CAMPEÓN DE SU 28ª LIGA! Atropello fuera del estadio antes del partido. Protagonistas. Tiempo de opinión. Resto de resultados.

3ª PARTE | 16 MAY 2025 | EL PARTIDAZO DE COPE 13 días 53:42 2ª PARTE | 16 MAY 2025 | EL PARTIDAZO DE COPE 13 días 35:19 1ª PARTE | 16 MAY 2025 | EL PARTIDAZO DE COPE 13 días 36:12 16 MAY 2025 | EL PARTIDAZO DE COPE 13 días 02:07:01 #OasisDeLibertad (16-05-2025) 13 días 01:02:07 Ver más en APP 🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵 📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢 TODAVÍA ESTÁS A TIEMPO DE COMERTE UNA BUENA BUTIFARRA CATALANA, OFRECEMOS 2X1 ENFRENTE DE CORNELLÁ PARA RECOGERLA EN TIENDA. SIN SORPRESAS NI ASPERSORES!!!!! 📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢 EL REKAGADO HA SALIDO A TIEMPO DEL ZULO DE JASON VOORHEES PARA LLEVARSE UN BUEN TRABUKAZO EN CANALETAS, SUMADO A LOS 4 QUE YA SE LLEVÓ LA OTRA TARDE EN MONTJUIC. ESO SÍ QUE FUE UNA REMONTADA PARA DEJAROS MORIBUNDOS EN LA ORILLA Y METEROS EL MAZAZO CORRESPONDIENTE EN LA CABEZA. 🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨 A MAZAZO LIMPIO OS ESTÁ MATANDO ESTE BARÇA. 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Cien años de soledad es una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982. Es opinión general que se trata de una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, y es una de las obras más traducidas y leídas en español.[1]​ En marzo de 2007, el IV Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Cartagena de Indias la consideró una de las obras más importantes en dicha lengua.[2]​ Figura en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español El Mundo,[3]​ en la de los 100 libros del siglo XX del diario francés Le Monde, y en los 100 mejores libros de todos los tiempos del Club de libros de Noruega.[4]​ Cien años de soledadde Gabriel García Márquez Detalle de la portada de la edición de 2017 de la novela, publicada por la editorial Random. GéneroNovelaSubgéneroRealismo mágico IdiomaEspañolArtista de la cubiertaIris Pagano (1967) Vicente Rojo (1967)EditorialEditorial SudamericanaCiudadBuenos AiresPaísArgentinaFecha de publicación1967FormatoImpresoPáginas471Premios Los 100 libros del siglo según Le Monde Prix du Meilleur livre étranger (1969) Premio Rómulo Gallegos (1972)  Serie Los funerales de Mamá Grande Cien años de soledad Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo [editar datos en Wikidata] Escucha este artículo (info)Duración: 1 hora, 6 minutos y 43 segundos.1:06:43 Esta narración de audio fue creada a partir de una versión específica de este artículo y no refleja las posibles ediciones subsiguientes. Más artículos grabados ¿Problemas al reproducir este archivo? La primera edición de la novela se publicó en Buenos Aires en mayo de 1967 a cargo de la editorial Sudamericana,[5]​ con una gran acogida por parte de la crítica y del público, y tuvo una edición total inicial de 8000 ejemplares. Hasta la fecha se han vendido más de 30 millones de ejemplares y ha sido traducida a cuarenta y cuatro idiomas.[6]​ Contexto editar Gabriel García Márquez, el autor. Gabriel García Márquez la escribió durante dieciocho meses,[7]​ entre 1965 y 1966 en Ciudad de México,[8]​ y se publicó por primera vez a mediados de 1967 en Buenos Aires.[9]​ La idea original surge en 1952 durante un viaje que realiza el autor a su pueblo natal, Aracataca, en compañía de su madre.[10]​ En su primer libro, La hojarasca, hace referencia por primera vez a Macondo, y varios de los personajes de esta obra aparecen en algunos de sus cuentos y novelas anteriores.[11]​ Gabriel García Márquez inicialmente le presentó Cien años de Soledad a Carlos Barral, quien a mediados de los años 60 dirigía la que en ese entonces era la editorial de vanguardia en lengua castellana Seix Barral de Barcelona, pero recibió una desalentadora respuesta: «Yo creo que esa novela no va a tener éxito. Yo creo que esa novela no sirve», aunque también se ha dicho que el editor nunca llegó a leerla.[12]​ Después del rechazo inicial, García Márquez envió el manuscrito a la Editorial Sudamericana de Buenos Aires, donde Francisco Porrúa, su director, decidió publicarla de inmediato: «No se trataba de llegar al final para saber si la novela se podía publicar. La publicación ya estaba decidida con la primera línea, con el primer párrafo. Simplemente comprendí lo que cualquier editor sensato hubiera comprendido en mi lugar: que se trataba de una obra excepcional».[13]​[14]​ En un comienzo, pensó en titular su novela La casa, pero se decidió por Cien años de soledad para evitar confusiones con la novela La casa grande, publicada en 1954 por su amigo, el escritor Álvaro Cepeda Samudio. La primera edición de Cien años de soledad fue publicada el 5 de junio de 1967 por la editorial Sudamericana de Buenos Aires, donde fueron enviados los originales por correo, divididos en dos partes pues, debido a las dificultades económicas, el escritor no pudo pagar el primer envío completo.[7]​ Sin embargo, respecto a lo antes dicho y contradiciendo la anécdota fomentada por el propio García Márquez, el editor argentino que recibió la novela, Paco Porrúa, le aseguró a Xavi Ayén, periodista e investigador catalán, que recibió la novela entera en un solo paquete.[15]​ La novela fue dedicada por su autor a Jomi García Ascot y esposa, María Luisa Elío.[7]​ Ambos eran escritores, amigos de García Márquez, inmigrantes en México (como el propio autor) y le brindaron un importante apoyo durante la difícil época que vivió mientras escribía el libro.[16]​ Composición editar El libro se compone de 20 capítulos no titulados, en los cuales se narra una historia con una estructura no lineal, puesto que los acontecimientos del pueblo y de la familia Buendía, así como los nombres de los personajes, se repiten una y otra vez, fusionando la fantasía con la realidad. En los tres primeros capítulos se narra el éxodo de un grupo de familias y el establecimiento del pueblo de Macondo, desde el capítulo 4 hasta el 16 se trata el desarrollo económico, político y social del pueblo y los últimos cuatro capítulos narran su decadencia. Una de las ediciones más relevantes es la edición del libro en 2007, publicada conjuntamente por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española para rendir un homenaje a su autor, con motivo de sus ochenta años de edad y de cumplirse cuarenta de la publicación del libro.[17]​ En ocasión de esa edición de 2007, Nicolás Pernett estimó que ya existían para entonces más de cien ediciones y 50 millones de ejemplares vendidos. Resumen editar El libro narra la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones en el pueblo ficticio de Macondo.[18]​ José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán son un matrimonio de primos que se casaron llenos de presagios y temores por su parentesco y el mito existente en la región de que su descendencia podía tener cola de cerdo. En una pelea de gallos en la que resultó muerto el animal de Prudencio Aguilar, este, enardecido por la derrota, le gritó a José Arcadio Buendía, dueño del vencedor: «A ver si ese gallo le hace el favor a tu mujer», ya que la gente del pueblo sospechaba que José Arcadio y Úrsula no habían tenido relaciones en un año de matrimonio (por el miedo de Úrsula de que la descendencia naciera con cola de cerdo). José Arcadio Buendía reta en duelo a Prudencio y lo mata al atravesarle la garganta con una lanza. A partir de ese momento, el fantasma de Prudencio lo atormenta apareciéndose repetidas veces en su casa tratando de cerrar la herida mortal con un tapón de esparto. A causa del acoso del fantasma de Aguilar, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán deciden irse a la sierra. En medio del camino, José Arcadio Buendía tiene un sueño en que se le aparecen construcciones con paredes de espejo y, preguntando su nombre, le responden "Macondo". Así, despierto del sueño, decide detener la caravana, hacer un claro en la selva y habitar ahí. El pueblo es fundado por diversas familias dirigidas por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, quienes tuvieron tres hijos: José Arcadio, Aureliano y Amaranta (nombres que se repetirán en las siguientes generaciones). Buendía se interesa en las novedades que traen los gitanos al pueblo (teniendo una amistad especial con Melquíades, quien muere en variadas ocasiones y que sería fundamental para el destino de la familia), y termina su vida atado al castaño hasta donde llega el fantasma de su antiguo enemigo Prudencio Aguilar. Úrsula es la matriarca de la familia, quien vive más de cien años cuidando de la familia. El pueblo poco a poco va creciendo y se establecen allí habitantes del otro lado de la ciénaga.[19]​ Con ellos se incrementa la actividad comercial y la construcción en Macondo. Inexplicablemente llega Rebeca, a quienes los Buendía adoptan como hija. Por desgracia, llegan también con ella la peste del insomnio y la peste del olvido causada por el insomnio. La pérdida de la memoria obliga a sus habitantes a crear un método para recordar las cosas y José Arcadio Buendía empieza a etiquetar todos los objetos para recordar sus nombres; no obstante, este método empieza a fallar cuando las personas también olvidan leer. Un día, regresa Melquíades de la muerte con una bebida que restablece la memoria, y en agradecimiento es invitado a quedarse a vivir en la casa. En esos momentos escribe unos pergaminos que solo podrían ser descifrados cien años después. Cuando estalla la guerra civil, la población toma parte activa en el conflicto al enviar un ejército de resistencia dirigido por el coronel Aureliano Buendía a luchar contra el régimen conservador. En el pueblo, mientras tanto, Arcadio (nieto del fundador e hijo de Pilar Ternera y José Arcadio) es designado por su tío jefe civil y militar, y se transforma en un brutal dictador que es fusilado cuando el conservadurismo retoma el poder. La guerra continúa y el coronel Aureliano se salva de morir en varias oportunidades, hasta que, fatigado de luchar sin sentido, arregla un tratado de paz que durará hasta el fin de la novela. Después de que el tratado se firma, Aureliano se dispara en el pecho, pero sobrevive. Posteriormente, el coronel regresa a la casa, se aleja de la política y se dedica a fabricar pescaditos de oro encerrado en su taller, al terminar cierta cantidad, volvía a fundir los pescaditos en oro, volviendo a empezar desde cero en un ciclo interminable. Aureliano Triste, uno de los diecisiete hijos del coronel Aureliano Buendía, instala una fábrica de hielo en Macondo, deja a su hermano Aureliano Centeno al frente del negocio y se marcha del pueblo con la idea de traer el tren. Regresa al cabo de poco tiempo, cumpliendo con su misión, la cual genera un gran desarrollo, ya que con el tren, llegan también el telégrafo, el gramófono y el cine. Entonces el pueblo se convierte en un centro de actividad en la región, atrayendo a miles de personas de diversos lugares. Algunos extranjeros recién llegados empiezan una plantación de banano cerca de Macondo. El pueblo prospera hasta el surgimiento de una huelga en la plantación bananera; para acabar con ella, se hace presente el ejército nacional y los trabajadores que protestan son asesinados y arrojados al mar. Después de la Masacre de las bananeras, el pueblo es asediado por las lluvias que se prolongan por cuatro años, once meses y dos días. Úrsula dice que espera el final de las lluvias para finalmente morir. Nace Aureliano Babilonia, el último miembro de la línea Buendía (inicialmente referido como Aureliano Buendía, hasta que más adelante descubre por los pergaminos de Melquíades que su apellido paterno es Babilonia). Cuando las lluvias terminan, Úrsula muere y Macondo queda desolado. La familia se ve reducida y en Macondo ya no se acuerdan de los Buendía; Aureliano se dedica a descifrar los pergaminos de Melquíades en el laboratorio, hasta que regresa de Bruselas su tía Amaranta Úrsula, con quien tiene un romance. De este, Amaranta Úrsula queda embarazada y tiene un niño que al nacer se descubre con cola de cerdo; ella muere desangrada después del parto. Aureliano Babilonia, desesperado, sale al pueblo llamando de puerta en puerta, pero Macondo ahora es un pueblo abandonado y solo encuentra a un cantinero que le ofrece aguardiente, quedándose dormido. Al despertar se acuerda del niño recién nacido y corre a buscarlo, pero a su llegada encuentra que se lo están comiendo las hormigas. Aureliano recuerda que esto estaba predicho en los pergaminos de Melquíades. Con vientos huracanados asediando Macondo y el lugar en el que estaba presente, termina de descifrar la historia de los Buendía que ya estaba allí escrita con anticipación, encontrando que al terminar de leerlos, finalizaría su propia historia y con él, la historia de Macondo, el cual sería arrasado por el viento y borrado de cualquier memoria humana... «porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra». Temas centrales editar La soledad editar Durante la novela, todos sus personajes parece que están predestinados a padecer de la soledad, como una característica innata de la familia Buendía.[20]​[21]​ El pueblo mismo vive aislado de la modernidad, siempre a la espera de la llegada de los gitanos para traer los nuevos inventos; y el olvido, frecuente en los acontecimientos trágicos recurrentes en la historia de la cultura que presenta la obra. Principalmente se hace evidente la soledad en el coronel Aureliano Buendía, ya que su inhabilidad para expresar el amor hace que se marche a la guerra dejando hijos por diversos lugares de madres diferentes; en alguna ocasión solicitó trazar un círculo de tres metros a su alrededor para evitar que se le acercaran y después de firmar la paz, se dispara en el pecho para no tener que afrontar su futuro, con tan mala fortuna que no logra su propósito y pasa su vejez en el laboratorio de alquimia elaborando pescaditos de oro que deshace y rehace en un pacto honrado con la soledad. Otros personajes como el fundador de Macondo, José Arcadio Buendía (quien muere solo, atado a un árbol), Úrsula (quien vive la soledad en la ceguera de su vejez), José Arcadio (hijo del fundador) y Rebeca (quienes se marchan a habitar solos en otra casa por haber "deshonrado" a la familia), Amaranta (quien permanece y muere soltera y virgen), Gerineldo Márquez (quien espera una pensión que nunca llega y el amor de Amaranta), Pietro Crespi (quien se suicida ante el rechazo de Amaranta), José Arcadio Segundo (quien desde que vio un fusilamiento nunca tuvo relación con nadie y pasó sus últimos años encerrado en el cuarto de Melquíades), Fernanda del Carpio (quien fue criada para ser reina y la primera vez que sale de su casa es a los 12 años de edad), Remedios 'Meme' Buendía (la cual fue enviada a un convento, en contra de su voluntad, pero completamente resignada luego de la desgracia que sufrió Mauricio Babilonia y se condena al eterno silencio), y Aureliano Babilonia (quien pasa encerrado en el cuarto de Melquíades; e incluso hubo un momento en que habitó completamente solo en la casa de los Buendía, después del asesinato del último José Arcadio y antes de la llegada de Amaranta Úrsula) entre otros, sufren las consecuencias de su soledad y abandono. La razón primordial por la cual sus personajes terminan solos es su incapacidad de amar o sus prejuicios, lo cual se rompe con la relación de Aureliano Babilonia y Amaranta Úrsula, que provocan un final lúgubre en la historia en el cual el único hijo procreado con amor es devorado por las hormigas. La estirpe estaba condenada a cien años de soledad, por lo cual no podían amar. Hay un caso excepcional que es el de Aureliano Segundo con Petra Cotes, quienes se aman, pero nunca tienen un hijo. La única opción que tenía un miembro de la familia de tener un hijo con amor era tenerlo con otro miembro de la familia, que fue lo que aconteció con Aureliano Babilonia y su tía Amaranta Úrsula, y además este único ser engendrado con amor estaba destinado a morir y con ello acabar con la estirpe. El realismo mágico editar Alejo Carpentier, en su prólogo a El reino de este mundo (1949), hace una diferencia entre el realismo europeo o decimonónico y lo distingue de lo que él llama "lo real maravilloso" que habla de la realidad hispanoamericana, en contraste con la categoría llamada realismo mágico que según Barcia es una particular forma de percepción y expresión estética de la realidad hispanoamericana, esta última siendo una categoría estético-literaria.[22]​ Para el mismo García Márquez, Cien años de soledad es la mejor expresión del realismo mágico pues se reconocen los rasgos distintivos, por ejemplo: una aclimatación de lo insólito, percibido como inserto en la realidad.[23]​ Esta presencia no es percibida como anormal o alteradora del orden; en cambio, es vista como asombrosa y atractiva, y no como atemorizante, como ocurre con lo fantástico.[22]​ El incesto editar Niño con cola de cerdo y hormigas, consecuencia del incesto. Conjunto escultórico en la plaza de Aracataca. Las relaciones entre parientes se enmarcan dentro del nacimiento de un hijo con cola de cerdo; a pesar de ello, se presentan entre diversos de la familia y generaciones a lo largo del relato. La historia comienza con la relación entre dos primos hermanos, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, quienes crecen juntos en una antigua ranchería, y tienen la referencia de unos tíos suyos que tuvieron a un hijo con cola de cerdo.[24]​[25]​ Posteriormente, José Arcadio (hijo del fundador, a quien en la novela se diferencia del padre nombrándolo siempre sin apellido) se casa con Rebeca, hija adoptiva de José Arcadio Buendía y Úrsula, en una inexistente relación de hermanos. Cuando José Arcadio regresa inesperadamente a la casa, Rebeca se enamora instantáneamente y se terminan casando, relación no aprobada por la familia, especialmente por Úrsula. Aureliano José se enamora de su tía Amaranta en una relación frustrada, llegando a proponerle matrimonio, pero es rechazado. Finalmente se presenta la relación entre Amaranta Úrsula y su sobrino Aureliano (hijo de su hermana Meme y Mauricio Babilonia), quienes desconocen su parentesco debido a que Fernanda del Carpio, abuela de Aureliano y madre de Amaranta Úrsula, ocultó la verdad de su origen, afirmando que había sido encontrado en una canastilla que flotaba en el río. Referencias religiosas Técnica narrativa Tiempo y espacio Personajes Génesis de la novela Críticas Cien años de soledad en otros idiomas Trascendencia Cultura popular Premios y reconocimientos Véase también Referencias Bibliografía Enlaces externos Última edición hace 16 días por Luisalvaz Páginas relacionadas José Arcadio Buendíapersonaje ficticio Melquíades (personaje)personaje ficticio Macondo (canción)canción de Daniel Camino Diez Canseco    El contenido está disponible bajo la licencia CC BY-SA 4.0, salvo que se indique lo contrario. Política de privacidad   Código de conducta   Desarrolladores   Estadísticas   Declaración de cookies   Términos de uso   Escritorio Sáb, 17/05/25 06:00 Responder   Buscar Cien años de soledad novela de Gabriel García Márquez Idioma Descargar en PDF Vigilar Editar Para otros usos de este término, véase Cien años de soledad (serie de televisión). Cien años de soledad es una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982. Es opinión general que se trata de una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, y es una de las obras más traducidas y leídas en español.[1]​ En marzo de 2007, el IV Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Cartagena de Indias la consideró una de las obras más importantes en dicha lengua.[2]​ Figura en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español El Mundo,[3]​ en la de los 100 libros del siglo XX del diario francés Le Monde, y en los 100 mejores libros de todos los tiempos del Club de libros de Noruega.[4]​ Cien años de soledadde Gabriel García Márquez Detalle de la portada de la edición de 2017 de la novela, publicada por la editorial Random. GéneroNovelaSubgéneroRealismo mágico IdiomaEspañolArtista de la cubiertaIris Pagano (1967) Vicente Rojo (1967)EditorialEditorial SudamericanaCiudadBuenos AiresPaísArgentinaFecha de publicación1967FormatoImpresoPáginas471Premios Los 100 libros del siglo según Le Monde Prix du Meilleur livre étranger (1969) Premio Rómulo Gallegos (1972)  Serie Los funerales de Mamá Grande Cien años de soledad Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo [editar datos en Wikidata] Escucha este artículo (info)Duración: 1 hora, 6 minutos y 43 segundos.1:06:43 Esta narración de audio fue creada a partir de una versión específica de este artículo y no refleja las posibles ediciones subsiguientes. Más artículos grabados ¿Problemas al reproducir este archivo? La primera edición de la novela se publicó en Buenos Aires en mayo de 1967 a cargo de la editorial Sudamericana,[5]​ con una gran acogida por parte de la crítica y del público, y tuvo una edición total inicial de 8000 ejemplares. Hasta la fecha se han vendido más de 30 millones de ejemplares y ha sido traducida a cuarenta y cuatro idiomas.[6]​ Contexto editar Gabriel García Márquez, el autor. Gabriel García Márquez la escribió durante dieciocho meses,[7]​ entre 1965 y 1966 en Ciudad de México,[8]​ y se publicó por primera vez a mediados de 1967 en Buenos Aires.[9]​ La idea original surge en 1952 durante un viaje que realiza el autor a su pueblo natal, Aracataca, en compañía de su madre.[10]​ En su primer libro, La hojarasca, hace referencia por primera vez a Macondo, y varios de los personajes de esta obra aparecen en algunos de sus cuentos y novelas anteriores.[11]​ Gabriel García Márquez inicialmente le presentó Cien años de Soledad a Carlos Barral, quien a mediados de los años 60 dirigía la que en ese entonces era la editorial de vanguardia en lengua castellana Seix Barral de Barcelona, pero recibió una desalentadora respuesta: «Yo creo que esa novela no va a tener éxito. Yo creo que esa novela no sirve», aunque también se ha dicho que el editor nunca llegó a leerla.[12]​ Después del rechazo inicial, García Márquez envió el manuscrito a la Editorial Sudamericana de Buenos Aires, donde Francisco Porrúa, su director, decidió publicarla de inmediato: «No se trataba de llegar al final para saber si la novela se podía publicar. La publicación ya estaba decidida con la primera línea, con el primer párrafo. Simplemente comprendí lo que cualquier editor sensato hubiera comprendido en mi lugar: que se trataba de una obra excepcional».[13]​[14]​ En un comienzo, pensó en titular su novela La casa, pero se decidió por Cien años de soledad para evitar confusiones con la novela La casa grande, publicada en 1954 por su amigo, el escritor Álvaro Cepeda Samudio. La primera edición de Cien años de soledad fue publicada el 5 de junio de 1967 por la editorial Sudamericana de Buenos Aires, donde fueron enviados los originales por correo, divididos en dos partes pues, debido a las dificultades económicas, el escritor no pudo pagar el primer envío completo.[7]​ Sin embargo, respecto a lo antes dicho y contradiciendo la anécdota fomentada por el propio García Márquez, el editor argentino que recibió la novela, Paco Porrúa, le aseguró a Xavi Ayén, periodista e investigador catalán, que recibió la novela entera en un solo paquete.[15]​ La novela fue dedicada por su autor a Jomi García Ascot y esposa, María Luisa Elío.[7]​ Ambos eran escritores, amigos de García Márquez, inmigrantes en México (como el propio autor) y le brindaron un importante apoyo durante la difícil época que vivió mientras escribía el libro.[16]​ Composición editar El libro se compone de 20 capítulos no titulados, en los cuales se narra una historia con una estructura no lineal, puesto que los acontecimientos del pueblo y de la familia Buendía, así como los nombres de los personajes, se repiten una y otra vez, fusionando la fantasía con la realidad. En los tres primeros capítulos se narra el éxodo de un grupo de familias y el establecimiento del pueblo de Macondo, desde el capítulo 4 hasta el 16 se trata el desarrollo económico, político y social del pueblo y los últimos cuatro capítulos narran su decadencia. Una de las ediciones más relevantes es la edición del libro en 2007, publicada conjuntamente por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española para rendir un homenaje a su autor, con motivo de sus ochenta años de edad y de cumplirse cuarenta de la publicación del libro.[17]​ En ocasión de esa edición de 2007, Nicolás Pernett estimó que ya existían para entonces más de cien ediciones y 50 millones de ejemplares vendidos. Resumen editar El libro narra la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones en el pueblo ficticio de Macondo.[18]​ José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán son un matrimonio de primos que se casaron llenos de presagios y temores por su parentesco y el mito existente en la región de que su descendencia podía tener cola de cerdo. En una pelea de gallos en la que resultó muerto el animal de Prudencio Aguilar, este, enardecido por la derrota, le gritó a José Arcadio Buendía, dueño del vencedor: «A ver si ese gallo le hace el favor a tu mujer», ya que la gente del pueblo sospechaba que José Arcadio y Úrsula no habían tenido relaciones en un año de matrimonio (por el miedo de Úrsula de que la descendencia naciera con cola de cerdo). José Arcadio Buendía reta en duelo a Prudencio y lo mata al atravesarle la garganta con una lanza. A partir de ese momento, el fantasma de Prudencio lo atormenta apareciéndose repetidas veces en su casa tratando de cerrar la herida mortal con un tapón de esparto. A causa del acoso del fantasma de Aguilar, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán deciden irse a la sierra. En medio del camino, José Arcadio Buendía tiene un sueño en que se le aparecen construcciones con paredes de espejo y, preguntando su nombre, le responden "Macondo". Así, despierto del sueño, decide detener la caravana, hacer un claro en la selva y habitar ahí. El pueblo es fundado por diversas familias dirigidas por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, quienes tuvieron tres hijos: José Arcadio, Aureliano y Amaranta (nombres que se repetirán en las siguientes generaciones). Buendía se interesa en las novedades que traen los gitanos al pueblo (teniendo una amistad especial con Melquíades, quien muere en variadas ocasiones y que sería fundamental para el destino de la familia), y termina su vida atado al castaño hasta donde llega el fantasma de su antiguo enemigo Prudencio Aguilar. Úrsula es la matriarca de la familia, quien vive más de cien años cuidando de la familia. El pueblo poco a poco va creciendo y se establecen allí habitantes del otro lado de la ciénaga.[19]​ Con ellos se incrementa la actividad comercial y la construcción en Macondo. Inexplicablemente llega Rebeca, a quienes los Buendía adoptan como hija. Por desgracia, llegan también con ella la peste del insomnio y la peste del olvido causada por el insomnio. La pérdida de la memoria obliga a sus habitantes a crear un método para recordar las cosas y José Arcadio Buendía empieza a etiquetar todos los objetos para recordar sus nombres; no obstante, este método empieza a fallar cuando las personas también olvidan leer. Un día, regresa Melquíades de la muerte con una bebida que restablece la memoria, y en agradecimiento es invitado a quedarse a vivir en la casa. En esos momentos escribe unos pergaminos que solo podrían ser descifrados cien años después. Cuando estalla la guerra civil, la población toma parte activa en el conflicto al enviar un ejército de resistencia dirigido por el coronel Aureliano Buendía a luchar contra el régimen conservador. En el pueblo, mientras tanto, Arcadio (nieto del fundador e hijo de Pilar Ternera y José Arcadio) es designado por su tío jefe civil y militar, y se transforma en un brutal dictador que es fusilado cuando el conservadurismo retoma el poder. La guerra continúa y el coronel Aureliano se salva de morir en varias oportunidades, hasta que, fatigado de luchar sin sentido, arregla un tratado de paz que durará hasta el fin de la novela. Después de que el tratado se firma, Aureliano se dispara en el pecho, pero sobrevive. Posteriormente, el coronel regresa a la casa, se aleja de la política y se dedica a fabricar pescaditos de oro encerrado en su taller, al terminar cierta cantidad, volvía a fundir los pescaditos en oro, volviendo a empezar desde cero en un ciclo interminable. Aureliano Triste, uno de los diecisiete hijos del coronel Aureliano Buendía, instala una fábrica de hielo en Macondo, deja a su hermano Aureliano Centeno al frente del negocio y se marcha del pueblo con la idea de traer el tren. Regresa al cabo de poco tiempo, cumpliendo con su misión, la cual genera un gran desarrollo, ya que con el tren, llegan también el telégrafo, el gramófono y el cine. Entonces el pueblo se convierte en un centro de actividad en la región, atrayendo a miles de personas de diversos lugares. Algunos extranjeros recién llegados empiezan una plantación de banano cerca de Macondo. El pueblo prospera hasta el surgimiento de una huelga en la plantación bananera; para acabar con ella, se hace presente el ejército nacional y los trabajadores que protestan son asesinados y arrojados al mar. Después de la Masacre de las bananeras, el pueblo es asediado por las lluvias que se prolongan por cuatro años, once meses y dos días. Úrsula dice que espera el final de las lluvias para finalmente morir. Nace Aureliano Babilonia, el último miembro de la línea Buendía (inicialmente referido como Aureliano Buendía, hasta que más adelante descubre por los pergaminos de Melquíades que su apellido paterno es Babilonia). Cuando las lluvias terminan, Úrsula muere y Macondo queda desolado. La familia se ve reducida y en Macondo ya no se acuerdan de los Buendía; Aureliano se dedica a descifrar los pergaminos de Melquíades en el laboratorio, hasta que regresa de Bruselas su tía Amaranta Úrsula, con quien tiene un romance. De este, Amaranta Úrsula queda embarazada y tiene un niño que al nacer se descubre con cola de cerdo; ella muere desangrada después del parto. Aureliano Babilonia, desesperado, sale al pueblo llamando de puerta en puerta, pero Macondo ahora es un pueblo abandonado y solo encuentra a un cantinero que le ofrece aguardiente, quedándose dormido. Al despertar se acuerda del niño recién nacido y corre a buscarlo, pero a su llegada encuentra que se lo están comiendo las hormigas. Aureliano recuerda que esto estaba predicho en los pergaminos de Melquíades. Con vientos huracanados asediando Macondo y el lugar en el que estaba presente, termina de descifrar la historia de los Buendía que ya estaba allí escrita con anticipación, encontrando que al terminar de leerlos, finalizaría su propia historia y con él, la historia de Macondo, el cual sería arrasado por el viento y borrado de cualquier memoria humana... «porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra». Temas centrales editar La soledad editar Durante la novela, todos sus personajes parece que están predestinados a padecer de la soledad, como una característica innata de la familia Buendía.[20]​[21]​ El pueblo mismo vive aislado de la modernidad, siempre a la espera de la llegada de los gitanos para traer los nuevos inventos; y el olvido, frecuente en los acontecimientos trágicos recurrentes en la historia de la cultura que presenta la obra. Principalmente se hace evidente la soledad en el coronel Aureliano Buendía, ya que su inhabilidad para expresar el amor hace que se marche a la guerra dejando hijos por diversos lugares de madres diferentes; en alguna ocasión solicitó trazar un círculo de tres metros a su alrededor para evitar que se le acercaran y después de firmar la paz, se dispara en el pecho para no tener que afrontar su futuro, con tan mala fortuna que no logra su propósito y pasa su vejez en el laboratorio de alquimia elaborando pescaditos de oro que deshace y rehace en un pacto honrado con la soledad. Otros personajes como el fundador de Macondo, José Arcadio Buendía (quien muere solo, atado a un árbol), Úrsula (quien vive la soledad en la ceguera de su vejez), José Arcadio (hijo del fundador) y Rebeca (quienes se marchan a habitar solos en otra casa por haber "deshonrado" a la familia), Amaranta (quien permanece y muere soltera y virgen), Gerineldo Márquez (quien espera una pensión que nunca llega y el amor de Amaranta), Pietro Crespi (quien se suicida ante el rechazo de Amaranta), José Arcadio Segundo (quien desde que vio un fusilamiento nunca tuvo relación con nadie y pasó sus últimos años encerrado en el cuarto de Melquíades), Fernanda del Carpio (quien fue criada para ser reina y la primera vez que sale de su casa es a los 12 años de edad), Remedios 'Meme' Buendía (la cual fue enviada a un convento, en contra de su voluntad, pero completamente resignada luego de la desgracia que sufrió Mauricio Babilonia y se condena al eterno silencio), y Aureliano Babilonia (quien pasa encerrado en el cuarto de Melquíades; e incluso hubo un momento en que habitó completamente solo en la casa de los Buendía, después del asesinato del último José Arcadio y antes de la llegada de Amaranta Úrsula) entre otros, sufren las consecuencias de su soledad y abandono. La razón primordial por la cual sus personajes terminan solos es su incapacidad de amar o sus prejuicios, lo cual se rompe con la relación de Aureliano Babilonia y Amaranta Úrsula, que provocan un final lúgubre en la historia en el cual el único hijo procreado con amor es devorado por las hormigas. La estirpe estaba condenada a cien años de soledad, por lo cual no podían amar. Hay un caso excepcional que es el de Aureliano Segundo con Petra Cotes, quienes se aman, pero nunca tienen un hijo. La única opción que tenía un miembro de la familia de tener un hijo con amor era tenerlo con otro miembro de la familia, que fue lo que aconteció con Aureliano Babilonia y su tía Amaranta Úrsula, y además este único ser engendrado con amor estaba destinado a morir y con ello acabar con la estirpe. El realismo mágico editar Alejo Carpentier, en su prólogo a El reino de este mundo (1949), hace una diferencia entre el realismo europeo o decimonónico y lo distingue de lo que él llama "lo real maravilloso" que habla de la realidad hispanoamericana, en contraste con la categoría llamada realismo mágico que según Barcia es una particular forma de percepción y expresión estética de la realidad hispanoamericana, esta última siendo una categoría estético-literaria.[22]​ Para el mismo García Márquez, Cien años de soledad es la mejor expresión del realismo mágico pues se reconocen los rasgos distintivos, por ejemplo: una aclimatación de lo insólito, percibido como inserto en la realidad.[23]​ Esta presencia no es percibida como anormal o alteradora del orden; en cambio, es vista como asombrosa y atractiva, y no como atemorizante, como ocurre con lo fantástico.[22]​ El incesto editar Niño con cola de cerdo y hormigas, consecuencia del incesto. Conjunto escultórico en la plaza de Aracataca. Las relaciones entre parientes se enmarcan dentro del nacimiento de un hijo con cola de cerdo; a pesar de ello, se presentan entre diversos de la familia y generaciones a lo largo del relato. La historia comienza con la relación entre dos primos hermanos, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, quienes crecen juntos en una antigua ranchería, y tienen la referencia de unos tíos suyos que tuvieron a un hijo con cola de cerdo.[24]​[25]​ Posteriormente, José Arcadio (hijo del fundador, a quien en la novela se diferencia del padre nombrándolo siempre sin apellido) se casa con Rebeca, hija adoptiva de José Arcadio Buendía y Úrsula, en una inexistente relación de hermanos. Cuando José Arcadio regresa inesperadamente a la casa, Rebeca se enamora instantáneamente y se terminan casando, relación no aprobada por la familia, especialmente por Úrsula. Aureliano José se enamora de su tía Amaranta en una relación frustrada, llegando a proponerle matrimonio, pero es rechazado. Finalmente se presenta la relación entre Amaranta Úrsula y su sobrino Aureliano (hijo de su hermana Meme y Mauricio Babilonia), quienes desconocen su parentesco debido a que Fernanda del Carpio, abuela de Aureliano y madre de Amaranta Úrsula, ocultó la verdad de su origen, afirmando que había sido encontrado en una canastilla que flotaba en el río. Referencias religiosas Técnica narrativa Tiempo y espacio Personajes Génesis de la novela Críticas Cien años de soledad en otros idiomas Trascendencia Cultura popular Premios y reconocimientos Véase también Referencias Bibliografía Enlaces externos Última edición hace 16 días por Luisalvaz Páginas relacionadas José Arcadio Buendíapersonaje ficticio Melquíades (personaje)personaje ficticio Macondo (canción)canción de Daniel Camino Diez Canseco    El contenido está disponible bajo la licencia CC BY-SA 4.0, salvo que se indique lo contrario. Política de privacidad   Código de conducta   Desarrolladores   Estadísticas   Declaración de cookies   Términos de uso   Escritorio Sáb, 17/05/25 06:00 Responder   Buscar Cien años de soledad novela de Gabriel García Márquez Idioma Descargar en PDF Vigilar Editar Para otros usos de este término, véase Cien años de soledad (serie de televisión). Cien años de soledad es una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982. Es opinión general que se trata de una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, y es una de las obras más traducidas y leídas en español.[1]​ En marzo de 2007, el IV Congreso Internacional de la Lengua Española celebrado en Cartagena de Indias la consideró una de las obras más importantes en dicha lengua.[2]​ Figura en la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del periódico español El Mundo,[3]​ en la de los 100 libros del siglo XX del diario francés Le Monde, y en los 100 mejores libros de todos los tiempos del Club de libros de Noruega.[4]​ Cien años de soledadde Gabriel García Márquez Detalle de la portada de la edición de 2017 de la novela, publicada por la editorial Random. GéneroNovelaSubgéneroRealismo mágico IdiomaEspañolArtista de la cubiertaIris Pagano (1967) Vicente Rojo (1967)EditorialEditorial SudamericanaCiudadBuenos AiresPaísArgentinaFecha de publicación1967FormatoImpresoPáginas471Premios Los 100 libros del siglo según Le Monde Prix du Meilleur livre étranger (1969) Premio Rómulo Gallegos (1972)  Serie Los funerales de Mamá Grande Cien años de soledad Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo [editar datos en Wikidata] Escucha este artículo (info)Duración: 1 hora, 6 minutos y 43 segundos.1:06:43 Esta narración de audio fue creada a partir de una versión específica de este artículo y no refleja las posibles ediciones subsiguientes. Más artículos grabados ¿Problemas al reproducir este archivo? La primera edición de la novela se publicó en Buenos Aires en mayo de 1967 a cargo de la editorial Sudamericana,[5]​ con una gran acogida por parte de la crítica y del público, y tuvo una edición total inicial de 8000 ejemplares. Hasta la fecha se han vendido más de 30 millones de ejemplares y ha sido traducida a cuarenta y cuatro idiomas.[6]​ Contexto editar Gabriel García Márquez, el autor. Gabriel García Márquez la escribió durante dieciocho meses,[7]​ entre 1965 y 1966 en Ciudad de México,[8]​ y se publicó por primera vez a mediados de 1967 en Buenos Aires.[9]​ La idea original surge en 1952 durante un viaje que realiza el autor a su pueblo natal, Aracataca, en compañía de su madre.[10]​ En su primer libro, La hojarasca, hace referencia por primera vez a Macondo, y varios de los personajes de esta obra aparecen en algunos de sus cuentos y novelas anteriores.[11]​ Gabriel García Márquez inicialmente le presentó Cien años de Soledad a Carlos Barral, quien a mediados de los años 60 dirigía la que en ese entonces era la editorial de vanguardia en lengua castellana Seix Barral de Barcelona, pero recibió una desalentadora respuesta: «Yo creo que esa novela no va a tener éxito. Yo creo que esa novela no sirve», aunque también se ha dicho que el editor nunca llegó a leerla.[12]​ Después del rechazo inicial, García Márquez envió el manuscrito a la Editorial Sudamericana de Buenos Aires, donde Francisco Porrúa, su director, decidió publicarla de inmediato: «No se trataba de llegar al final para saber si la novela se podía publicar. La publicación ya estaba decidida con la primera línea, con el primer párrafo. Simplemente comprendí lo que cualquier editor sensato hubiera comprendido en mi lugar: que se trataba de una obra excepcional».[13]​[14]​ En un comienzo, pensó en titular su novela La casa, pero se decidió por Cien años de soledad para evitar confusiones con la novela La casa grande, publicada en 1954 por su amigo, el escritor Álvaro Cepeda Samudio. La primera edición de Cien años de soledad fue publicada el 5 de junio de 1967 por la editorial Sudamericana de Buenos Aires, donde fueron enviados los originales por correo, divididos en dos partes pues, debido a las dificultades económicas, el escritor no pudo pagar el primer envío completo.[7]​ Sin embargo, respecto a lo antes dicho y contradiciendo la anécdota fomentada por el propio García Márquez, el editor argentino que recibió la novela, Paco Porrúa, le aseguró a Xavi Ayén, periodista e investigador catalán, que recibió la novela entera en un solo paquete.[15]​ La novela fue dedicada por su autor a Jomi García Ascot y esposa, María Luisa Elío.[7]​ Ambos eran escritores, amigos de García Márquez, inmigrantes en México (como el propio autor) y le brindaron un importante apoyo durante la difícil época que vivió mientras escribía el libro.[16]​ Composición editar El libro se compone de 20 capítulos no titulados, en los cuales se narra una historia con una estructura no lineal, puesto que los acontecimientos del pueblo y de la familia Buendía, así como los nombres de los personajes, se repiten una y otra vez, fusionando la fantasía con la realidad. En los tres primeros capítulos se narra el éxodo de un grupo de familias y el establecimiento del pueblo de Macondo, desde el capítulo 4 hasta el 16 se trata el desarrollo económico, político y social del pueblo y los últimos cuatro capítulos narran su decadencia. Una de las ediciones más relevantes es la edición del libro en 2007, publicada conjuntamente por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española para rendir un homenaje a su autor, con motivo de sus ochenta años de edad y de cumplirse cuarenta de la publicación del libro.[17]​ En ocasión de esa edición de 2007, Nicolás Pernett estimó que ya existían para entonces más de cien ediciones y 50 millones de ejemplares vendidos. Resumen editar El libro narra la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones en el pueblo ficticio de Macondo.[18]​ José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán son un matrimonio de primos que se casaron llenos de presagios y temores por su parentesco y el mito existente en la región de que su descendencia podía tener cola de cerdo. En una pelea de gallos en la que resultó muerto el animal de Prudencio Aguilar, este, enardecido por la derrota, le gritó a José Arcadio Buendía, dueño del vencedor: «A ver si ese gallo le hace el favor a tu mujer», ya que la gente del pueblo sospechaba que José Arcadio y Úrsula no habían tenido relaciones en un año de matrimonio (por el miedo de Úrsula de que la descendencia naciera con cola de cerdo). José Arcadio Buendía reta en duelo a Prudencio y lo mata al atravesarle la garganta con una lanza. A partir de ese momento, el fantasma de Prudencio lo atormenta apareciéndose repetidas veces en su casa tratando de cerrar la herida mortal con un tapón de esparto. A causa del acoso del fantasma de Aguilar, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán deciden irse a la sierra. En medio del camino, José Arcadio Buendía tiene un sueño en que se le aparecen construcciones con paredes de espejo y, preguntando su nombre, le responden "Macondo". Así, despierto del sueño, decide detener la caravana, hacer un claro en la selva y habitar ahí. El pueblo es fundado por diversas familias dirigidas por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, quienes tuvieron tres hijos: José Arcadio, Aureliano y Amaranta (nombres que se repetirán en las siguientes generaciones). Buendía se interesa en las novedades que traen los gitanos al pueblo (teniendo una amistad especial con Melquíades, quien muere en variadas ocasiones y que sería fundamental para el destino de la familia), y termina su vida atado al castaño hasta donde llega el fantasma de su antiguo enemigo Prudencio Aguilar. Úrsula es la matriarca de la familia, quien vive más de cien años cuidando de la familia. El pueblo poco a poco va creciendo y se establecen allí habitantes del otro lado de la ciénaga.[19]​ Con ellos se incrementa la actividad comercial y la construcción en Macondo. Inexplicablemente llega Rebeca, a quienes los Buendía adoptan como hija. Por desgracia, llegan también con ella la peste del insomnio y la peste del olvido causada por el insomnio. La pérdida de la memoria obliga a sus habitantes a crear un método para recordar las cosas y José Arcadio Buendía empieza a etiquetar todos los objetos para recordar sus nombres; no obstante, este método empieza a fallar cuando las personas también olvidan leer. Un día, regresa Melquíades de la muerte con una bebida que restablece la memoria, y en agradecimiento es invitado a quedarse a vivir en la casa. En esos momentos escribe unos pergaminos que solo podrían ser descifrados cien años después. Cuando estalla la guerra civil, la población toma parte activa en el conflicto al enviar un ejército de resistencia dirigido por el coronel Aureliano Buendía a luchar contra el régimen conservador. En el pueblo, mientras tanto, Arcadio (nieto del fundador e hijo de Pilar Ternera y José Arcadio) es designado por su tío jefe civil y militar, y se transforma en un brutal dictador que es fusilado cuando el conservadurismo retoma el poder. La guerra continúa y el coronel Aureliano se salva de morir en varias oportunidades, hasta que, fatigado de luchar sin sentido, arregla un tratado de paz que durará hasta el fin de la novela. Después de que el tratado se firma, Aureliano se dispara en el pecho, pero sobrevive. Posteriormente, el coronel regresa a la casa, se aleja de la política y se dedica a fabricar pescaditos de oro encerrado en su taller, al terminar cierta cantidad, volvía a fundir los pescaditos en oro, volviendo a empezar desde cero en un ciclo interminable. Aureliano Triste, uno de los diecisiete hijos del coronel Aureliano Buendía, instala una fábrica de hielo en Macondo, deja a su hermano Aureliano Centeno al frente del negocio y se marcha del pueblo con la idea de traer el tren. Regresa al cabo de poco tiempo, cumpliendo con su misión, la cual genera un gran desarrollo, ya que con el tren, llegan también el telégrafo, el gramófono y el cine. Entonces el pueblo se convierte en un centro de actividad en la región, atrayendo a miles de personas de diversos lugares. Algunos extranjeros recién llegados empiezan una plantación de banano cerca de Macondo. El pueblo prospera hasta el surgimiento de una huelga en la plantación bananera; para acabar con ella, se hace presente el ejército nacional y los trabajadores que protestan son asesinados y arrojados al mar. Después de la Masacre de las bananeras, el pueblo es asediado por las lluvias que se prolongan por cuatro años, once meses y dos días. Úrsula dice que espera el final de las lluvias para finalmente morir. Nace Aureliano Babilonia, el último miembro de la línea Buendía (inicialmente referido como Aureliano Buendía, hasta que más adelante descubre por los pergaminos de Melquíades que su apellido paterno es Babilonia). Cuando las lluvias terminan, Úrsula muere y Macondo queda desolado. La familia se ve reducida y en Macondo ya no se acuerdan de los Buendía; Aureliano se dedica a descifrar los pergaminos de Melquíades en el laboratorio, hasta que regresa de Bruselas su tía Amaranta Úrsula, con quien tiene un romance. De este, Amaranta Úrsula queda embarazada y tiene un niño que al nacer se descubre con cola de cerdo; ella muere desangrada después del parto. Aureliano Babilonia, desesperado, sale al pueblo llamando de puerta en puerta, pero Macondo ahora es un pueblo abandonado y solo encuentra a un cantinero que le ofrece aguardiente, quedándose dormido. Al despertar se acuerda del niño recién nacido y corre a buscarlo, pero a su llegada encuentra que se lo están comiendo las hormigas. Aureliano recuerda que esto estaba predicho en los pergaminos de Melquíades. Con vientos huracanados asediando Macondo y el lugar en el que estaba presente, termina de descifrar la historia de los Buendía que ya estaba allí escrita con anticipación, encontrando que al terminar de leerlos, finalizaría su propia historia y con él, la historia de Macondo, el cual sería arrasado por el viento y borrado de cualquier memoria humana... «porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra». Temas centrales editar La soledad editar Durante la novela, todos sus personajes parece que están predestinados a padecer de la soledad, como una característica innata de la familia Buendía.[20]​[21]​ El pueblo mismo vive aislado de la modernidad, siempre a la espera de la llegada de los gitanos para traer los nuevos inventos; y el olvido, frecuente en los acontecimientos trágicos recurrentes en la historia de la cultura que presenta la obra. Principalmente se hace evidente la soledad en el coronel Aureliano Buendía, ya que su inhabilidad para expresar el amor hace que se marche a la guerra dejando hijos por diversos lugares de madres diferentes; en alguna ocasión solicitó trazar un círculo de tres metros a su alrededor para evitar que se le acercaran y después de firmar la paz, se dispara en el pecho para no tener que afrontar su futuro, con tan mala fortuna que no logra su propósito y pasa su vejez en el laboratorio de alquimia elaborando pescaditos de oro que deshace y rehace en un pacto honrado con la soledad. Otros personajes como el fundador de Macondo, José Arcadio Buendía (quien muere solo, atado a un árbol), Úrsula (quien vive la soledad en la ceguera de su vejez), José Arcadio (hijo del fundador) y Rebeca (quienes se marchan a habitar solos en otra casa por haber "deshonrado" a la familia), Amaranta (quien permanece y muere soltera y virgen), Gerineldo Márquez (quien espera una pensión que nunca llega y el amor de Amaranta), Pietro Crespi (quien se suicida ante el rechazo de Amaranta), José Arcadio Segundo (quien desde que vio un fusilamiento nunca tuvo relación con nadie y pasó sus últimos años encerrado en el cuarto de Melquíades), Fernanda del Carpio (quien fue criada para ser reina y la primera vez que sale de su casa es a los 12 años de edad), Remedios 'Meme' Buendía (la cual fue enviada a un convento, en contra de su voluntad, pero completamente resignada luego de la desgracia que sufrió Mauricio Babilonia y se condena al eterno silencio), y Aureliano Babilonia (quien pasa encerrado en el cuarto de Melquíades; e incluso hubo un momento en que habitó completamente solo en la casa de los Buendía, después del asesinato del último José Arcadio y antes de la llegada de Amaranta Úrsula) entre otros, sufren las consecuencias de su soledad y abandono. La razón primordial por la cual sus personajes terminan solos es su incapacidad de amar o sus prejuicios, lo cual se rompe con la relación de Aureliano Babilonia y Amaranta Úrsula, que provocan un final lúgubre en la historia en el cual el único hijo procreado con amor es devorado por las hormigas. La estirpe estaba condenada a cien años de soledad, por lo cual no podían amar. Hay un caso excepcional que es el de Aureliano Segundo con Petra Cotes, quienes se aman, pero nunca tienen un hijo. La única opción que tenía un miembro de la familia de tener un hijo con amor era tenerlo con otro miembro de la familia, que fue lo que aconteció con Aureliano Babilonia y su tía Amaranta Úrsula, y además este único ser engendrado con amor estaba destinado a morir y con ello acabar con la estirpe. El realismo mágico editar Alejo Carpentier, en su prólogo a El reino de este mundo (1949), hace una diferencia entre el realismo europeo o decimonónico y lo distingue de lo que él llama "lo real maravilloso" que habla de la realidad hispanoamericana, en contraste con la categoría llamada realismo mágico que según Barcia es una particular forma de percepción y expresión estética de la realidad hispanoamericana, esta última siendo una categoría estético-literaria.[22]​ Para el mismo García Márquez, Cien años de soledad es la mejor expresión del realismo mágico pues se reconocen los rasgos distintivos, por ejemplo: una aclimatación de lo insólito, percibido como inserto en la realidad.[23]​ Esta presencia no es percibida como anormal o alteradora del orden; en cambio, es vista como asombrosa y atractiva, y no como atemorizante, como ocurre con lo fantástico.[22]​ El incesto editar Niño con cola de cerdo y hormigas, consecuencia del incesto. Conjunto escultórico en la plaza de Aracataca. Las relaciones entre parientes se enmarcan dentro del nacimiento de un hijo con cola de cerdo; a pesar de ello, se presentan entre diversos de la familia y generaciones a lo largo del relato. La historia comienza con la relación entre dos primos hermanos, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, quienes crecen juntos en una antigua ranchería, y tienen la referencia de unos tíos suyos que tuvieron a un hijo con cola de cerdo.[24]​[25]​ Posteriormente, José Arcadio (hijo del fundador, a quien en la novela se diferencia del padre nombrándolo siempre sin apellido) se casa con Rebeca, hija adoptiva de José Arcadio Buendía y Úrsula, en una inexistente relación de hermanos. Cuando José Arcadio regresa inesperadamente a la casa, Rebeca se enamora instantáneamente y se terminan casando, relación no aprobada por la familia, especialmente por Úrsula. Aureliano José se enamora de su tía Amaranta en una relación frustrada, llegando a proponerle matrimonio, pero es rechazado. Finalmente se presenta la relación entre Amaranta Úrsula y su sobrino Aureliano (hijo de su hermana Meme y Mauricio Babilonia), quienes desconocen su parentesco debido a que Fernanda del Carpio, abuela de Aureliano y madre de Amaranta Úrsula, ocultó la verdad de su origen, afirmando que había sido encontrado en una canastilla que flotaba en el río. Referencias religiosas Técnica narrativa Tiempo y espacio Personajes Génesis de la novela Críticas Cien años de soledad en otros idiomas Trascendencia Cultura popular Premios y reconocimientos Véase también Referencias Bibliografía Enlaces externos Última edición hace 16 días por Luisalvaz Páginas relacionadas José Arcadio Buendíapersonaje ficticio Melquíades (personaje)personaje ficticio Macondo (canción)canción de Daniel Camino Diez Canseco    El contenido está disponible bajo la licencia CC BY-SA 4.0, salvo que se indique lo contrario. Política de privacidad   Código de conducta   Desarrolladores   Estadísticas   Declaración de cookies   Términos de uso   Escritorio Sáb, 17/05/25 06:00 Responder 📣📣📣📣📣📣📣📣📣📣📣📣 CAGAAAAAARRROOOOOOOOO!!!! DESDE LA RÚA TE PUEDES COMER UNA BUENA MORCILLA BLAUGRANA!!!! DESPIERTA CAGAAARRROOOOOOOOO!!!! 📣📣📣📣📣📣📣📣📣📣📣📣📣📣📣 Sáb, 17/05/25 05:12 Responder 🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵 📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢 TODAVÍA ESTÁS A TIEMPO DE COMERTE UNA BUENA BUTIFARRA CATALANA, OFRECEMOS 2X1 ENFRENTE DE CORNELLÁ PARA RECOGERLA EN TIENDA. SIN SORPRESAS NI ASPERSORES!!!!! 📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢📢 EL REKAGADO HA SALIDO A TIEMPO DEL ZULO DE JASON VOORHEES PARA LLEVARSE UN BUEN TRABUKAZO EN CANALETAS, SUMADO A LOS 4 QUE YA SE LLEVÓ LA OTRA TARDE EN MONTJUIC. ESO SÍ QUE FUE UNA REMONTADA PARA DEJAROS MORIBUNDOS EN LA ORILLA Y METEROS EL MAZAZO CORRESPONDIENTE EN LA CABEZA. 🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨🔨 A MAZAZO LIMPIO OS ESTÁ MATANDO ESTE BARÇA. TRAQUETEADOS HASTA EL AMANECER. 🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️🏖️ PARA GORDA, GORDA, LA QUE TENGO COLGANDO RECIÉN MOJADA DE LA PLAYITA, PEDAZO DE TROLL ASQUEROSO. 🤡 🖕🏿🖕🏿🖕🏿🖕🏿🖕🏿🖕🏿🖕🏿🖕🏿🖕🏿🖕🏿🖕🏿🖕🏿🖕🏿 TODAVÍA SUPURA EL TRABUKAZO DE JULES KOUNDÉ???? 🤣 🤣 🤣 🤣 🤣 🤣 🤣 🤣 🤣 🤣 🤣 🤣 🤣 🤣 LAME, LAME 👅👅👅👅👅👅👅Y CHUPA, CHUPA 👄👄👄👅👅👅🍼 🍼 🍼 🤣 🤣 💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦👅👅👅👅👅👅👅👅💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦💦👅👅👅👅👅👅👅👅👅👅👅👅👅👅💋💋💋💋💋💋💋💋💋💋💋💋💋💋💋💔 REKAGADO SE METE EL TRABUKO DE RUDIGER HASTA EL GARGAMEL Y LUEGO PREGUNTA QUE POR QUÉ NO SÉ QUÉ... LO TUYO ES VICIO MORCILLERO, PEDAZO DE PETARDO. 🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴🔵🔴 Sáb, 17/05/25 04:14 Responder   Buscar Don Quijote de la Mancha novela de Miguel de Cervantes (1605) Idioma Descargar en PDF Vigilar Editar «Quijote»  y «Don Quijote» redirigen aquí. Para otras acepciones, véanse Quijote (desambiguación) y Don Quijote (desambiguación). Don Quijote de la Mancha[a]​ es una novela escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra. Publicada su primera parte con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha a comienzos de 1605, es la obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura universal.[1]​ En 1615 apareció su continuación con el título de Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. El Quijote de 1605 se publicó dividido en cuatro partes; pero al aparecer el Quijote de 1615 en calidad de Segunda parte de la obra, quedó revocada de hecho la partición en cuatro secciones del volumen publicado diez años antes por Cervantes.[2]​ El ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha (1605) Segunda parte del ingenioso caballero don Quixote de la Mancha (1615)de Miguel de Cervantes Saavedra Portada de 1605 GéneroNovela de aventuras, parodia de las novelas de caballerías, novela realistaSubgéneroNovela de caballerías, ficción de aventuras, parodia y manuscrito encontrado IdiomaEspañol medioEditorialJuan de la Cuesta a costa de Francisco de RoblesPaísEspañaFecha de publicación1605, 1615Texto en españolDon Quijote de la Mancha en Wikisource [editar datos en Wikidata] Don Quijote de la ManchaDuración: 16 minutos y 4 segundos.16:04Tomo I, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, versión de (1842), con acento caribeño ¿Problemas al reproducir este archivo? Es la primera obra genuinamente desmitificadora de la tradición caballeresca y cortés por su tratamiento burlesco. Representa la primera novela moderna y la primera novela polifónica; como tal, ejerció un enorme influjo en toda la narrativa europea. Por considerarse «el mejor trabajo literario jamás escrito», encabezó la lista de las mejores obras literarias de la historia, que se estableció con las votaciones de cien grandes escritores de 54 nacionalidades a petición del Club Noruego del Libro y Bokklubben World Library en 2002; así, fue la única excepción en el estricto orden alfabético que se había dispuesto.[3]​ Estructura, génesis, contenido, estilo y fuentes editar Placa en el número 87 de la calle Atocha de Madrid colocada con motivo del tercer centenario del Quijote. El texto dice: «Aquí estuvo la imprenta donde se hizo en 1604 la edición príncipe de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha compuesta por Miguel de Cervantes Saavedra, publicada en mayo [ sic ] de 1605. Conmemoración MDCCCCV». La novela consta de dos partes: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, publicada con fecha de 1605, aunque impresa en diciembre de 1604, momento en que ya debió poder leerse en Valladolid,[4]​ y la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, publicada en 1615.[b]​ Cervantes redactó en agosto de 1604 el prólogo y los poemas burlescos que preceden a la primera parte, fecha en la que ya debía haber presentado el original para su aprobación al Consejo Real,[5]​ ya que los trámites istrativos y la preceptiva aprobación por la censura se completaron el 26 de septiembre, cuando consta la firma del privilegio real.[6]​ De la edición se encargó don Francisco de Robles, «librero del Rey nuestro Señor», que invirtió en ella entre siete y ocho mil reales, de los cuales una quinta parte correspondía al pago del autor. Robles encargó la impresión de esta primera parte a la casa de Juan de la Cuesta, una de las imprentas que habían permanecido en Madrid después del traslado de la Corte a Valladolid,[7]​ que terminó el trabajo el 1 de diciembre, muy rápidamente para las condiciones de la época y con una calidad bastante mediocre, de un nivel no superior al habitual entonces en las imprentas españolas.[8]​ Esta edición princeps de 1604 contiene además un número elevadísimo de erratas que multiplica varias veces las encontradas en otras obras de Cervantes de similar extensión.[9]​ Los primeros ejemplares debieron enviarse a Valladolid, donde se expedía la tasa obligatoria que debía insertarse en los pliegos de cada ejemplar y que se fechó a 20 de diciembre, por lo que la novela debió estar disponible en la entonces capital la última semana del mes, mientras que en Madrid probablemente se tuvo que esperar a comienzos del año 1605.[4]​ Esta edición se reimprimió en el mismo año y en el mismo taller, de forma que hay en realidad dos ediciones autorizadas de 1605, y son ligeramente distintas: la diferencia más importante es que «El robo del rucio de Sancho», desaparecido en la primera edición, se cuenta en la segunda, aunque fuera de lugar.[10]​ Hubo, también, dos ediciones pirata publicadas el mismo año en Lisboa.[11]​ Hay una teoría de que existió antes una novela más corta, en el estilo de sus futuras Novelas ejemplares. Ese escrito, si es que existió, está perdido, pero hay muchos testimonios de que la historia de don Quijote, sin entenderse exactamente a qué se refiere o la forma en que la noticia se circulara, fue conocida en círculos literarios antes de la primera edición (cuya impresión se acabó en diciembre de 1604). Por ejemplo, el toledano Ibrahim Taybilí, de nombre cristiano Juan Pérez y el escritor morisco más conocido entre los establecidos en Túnez tras la expulsión general de 1609-1612, narró una visita en 1604 a una librería en Alcalá en donde adquirió las Epístolas familiares y el Relox de Príncipes de Fray Antonio de Guevara y la Historia imperial y cesárea de Pedro Mexía. En ese mismo pasaje se burla de los libros de caballerías de moda y cita como obra conocida el Quijote. Eso le permitió a Jaime Oliver Asín añadir un dato a favor de la posible existencia de una discutida edición anterior a la de 1605. Tal hipótesis ha sido desmentida por Francisco Rico. Segunda tirada de la primera edición de la primera parte, y primera edición de la segunda parte El Entremés de los romances y otras posibles fuentes de inspiración editar Existe una obra cuyos paralelos con Don Quijote son indiscutibles: el Entremés de los romances, en que el protagonista labrador enloquece por la lectura, pero de romances. El labrador abandonó a su mujer, y se echó a los caminos, como hizo don Quijote. Este entremés posee una doble lectura: también es una crítica a Lope de Vega, quien, después de haber compuesto numerosos romances autobiográficos en los que contaba sus amores, abandonó a su mujer y marchó a la Armada Invencible. Es conocido el interés de Cervantes por el romancero y su resentimiento por haber sido echado de los teatros por el mayor éxito de Lope de Vega, así como su carácter de gran entremesista. Un argumento a favor de esta hipótesis sería el hecho de que, a pesar de que el narrador nos dice que don Quijote ha enloquecido a causa de la lectura de libros de caballerías, durante su primera salida recita romances constantemente, sobre todo en los momentos de mayor desvarío. Por todo ello, podría ser una hipótesis verosímil. Sin embargo, los eruditos no están de acuerdo ni en la fecha del Entremés de los romances, ni en la fecha de composición de los primeros capítulos de Don Quijote, por lo cual no se sabe, en absoluto, cuál de las dos obras es fuente de la otra.[12]​ Dadas las extensísimas lecturas de Cervantes, se han sugerido una variedad de obras como inspiración de tal o cual episodio o aspecto de la obra. Entre ellas figuran: Tirante el Blanco, de Joanot Martorell. Morgante, de Luigi Pulci. Orlando Furioso, de Ludovico Ariosto. El asno de oro, de Apuleyo.[13]​ El Relato del peregrino, primera autobiografía de Ignacio de Loyola,[14]​ muy dado, como don Quijote y el mismo Cervantes, a la lectura de libros de caballerías en un momento de su vida. Amadís de Gaula y Las sergas de Esplandián, de Garci Rodríguez de Montalvo. Estructura editar  Lámina de la edición de Joaquín Ibarra de 1780 para la RAE. Dibujo de José del Castillo y grabado de Manuel Salvador Carmona. La Primera Parte está dividida, a imitación del Amadís de Gaula, en cuatro partes. Conoció un éxito formidable —aunque como obra cómica, no como obra seria— y hubo varias reediciones y traducciones, unas autorizadas y otras no. No supuso un gran beneficio económico para el autor, quien había vendido todo el derecho de la obra a su editor Francisco de Robles. Por otra parte, el ataque a Lope de Vega en el prólogo y las críticas del teatro del momento en el discurso del canónigo de Toledo (capítulo 48) supusieron atraer la inquina de los lopistas y del propio Lope, quien, hasta entonces, había sido amigo de Cervantes. Eso motivó que, en 1614, saliera una segunda parte apócrifa de la obra bajo el nombre autoral, inventado o real, de Alonso Fernández de Avellaneda, y con pie de imprenta falso. En el prólogo se ofende gravemente a Cervantes tachándolo de envidioso, en respuesta al agravio infligido a Lope. No se tienen noticias de quién era este Fernández de Avellaneda, pero se han formulado teorías muy complejas al respecto; además, existió un personaje coetáneo, cura de Avellaneda (Ávila), que pudo ser el autor. Un importante cervantista, Martín de Riquer, sospecha que fue otro personaje real, Jerónimo de Pasamonte, un militar compañero de Cervantes y autor de un libro autobiográfico, agraviado por la publicación de la primera parte, en la que aparece como el galeote Ginés de Pasamonte. Y es incluso posible que se inspirara en la continuación que estaba elaborando Cervantes. En 1615 se publicó la continuación auténtica de la historia de don Quijote, la de Cervantes, con el título de Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. En ella, el novelista jugaría con el hecho de que el protagonista se entera de que ya la gente ha empezado a leer la primera parte de sus aventuras, en que, tanto él como Sancho Panza, aparecen nombrados como tales, además de la existencia de la segunda parte espuria. Primera parte editar  El protagonista leyendo ensimismado libros de caballería al comienzo de la novela. La que después se llamaría «Primera Parte» originalmente se llamó El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha y consta de 52 capítulos, separados a su vez en cuatro partes de 8, 6, 14 y 24 capítulos, respectivamente. Empieza con un prólogo en el que Cervantes se burla de la erudición pedantesca y con unos poemas cómicos, a manera de preliminares, compuestos en alabanza de la obra por el propio autor, quien lo justifica diciendo que no encontró a nadie que quisiera alabar una obra tan extravagante como esta, como sabemos por una carta de Lope de Vega. En efecto, se trata, como dice el cura (un personaje de la novela) en el capítulo 47 de la primera parte, de una «escritura desatada», libre de normativas, que mezcla lo «lírico, épico, trágico, cómico» y donde se entremeten en el desarrollo historias de varios géneros, como por ejemplo: Grisóstomo y la pastora Marcela, la novela de El curioso impertinente, la historia del cautivo, el discurso sobre las armas y las letras, el de la Edad de Oro, la primera salida de don Quijote solo y la segunda con su inseparable escudero Sancho Panza (la segunda parte narra la tercera y postrera salida). Cervantes, como narrador homodiegético, esto es, que interviene a la par como narrador y personaje, explica (en el capítulo 9) que no tenía los manuscritos de la continuación de la novela que, como ingenioso recurso literario, atribuye a un autor árabe (Cide Hamete Benengeli), pero que los encontró casualmente paseando en Toledo, de modo que podrá seguir relatando las aventuras de don Quijote, después de que consiga quien le traduzca los «caracteres que conocí ser arábigos».[15]​[16]​ La novela comienza describiendo a un hidalgo pobre —cuyo exacto nombre solo se revelará al final de la obra: Alonso Quijano—, oriundo de un lugar indeterminado de La Mancha, quien enloquece leyendo libros de caballerías y se cree un caballero andante medieval. En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante...(cap. 1)  Andrés recibiendo azotes de su amo. Se pone un nombre sugerente: don Quijote de la Mancha; bautiza a su caballo como Rocinante, reconstruye las armas de sus bisabuelos y elige a la dama de quien estar enamorado. Sin que nadie lo vea se lanza al campo en su primera salida, pero con sobresalto recuerda que no ha sido «armado caballero», por lo que llegando a una venta, que él confunde con un castillo, al ventero con el castellano y a unas prostitutas como damas, todo al modo de sus libros, decide hacer allí la «vela de armas» y convence al posadero para que le dé el espaldarazo. Por fin, en una satírica ceremonia don Quijote es armado caballero por el ventero y a partir de este momento reanuda su cabalgata con mayor brío. Le suceden toda suerte de tragicómicas aventuras en las que, impulsado en el fondo por la bondad y el idealismo, busca «desfacer agravios» y ayudar a los desfavorecidos y desventurados. Profesa un profundo amor platónico a su dama Dulcinea del Toboso, que es, en realidad, una moza labradora «de muy buen parecer»: Aldonza Lorenzo. En su primera aventura intenta salvar a un mozo llamado Andrés de los azotes de su empleador, lo que termina en mayor perjuicio para el joven; luego, en un cruce de caminos, desafía a todo un grupo de comerciantes a que reconozcan que su dama es la más bella del mundo, sin siquiera verla. Apaleado por uno de los comerciantes es encontrado por un vecino suyo quien, a lomo de su cabalgadura, lo devuelve a la aldea, donde es atendido por su sobrina y el ama de la casa. El cura y el barbero del lugar someten la biblioteca de Don Quijote a un expurgo, y queman parte de los libros que le han hecho tanto mal, haciéndole creer que han sido unos encantadores quienes han hecho desaparecer su colección. El recurso a las manipulaciones de los encantadores será permanente en el discurso de la obra, encantadores que le desfigurarán a cada paso la realidad a don Quijote permitiéndole explicar sus fracasos. En el intertanto de la primera y segunda salida don Quijote requiere los servicios como escudero de su vecino, un labrador llamado Sancho Panza, a quien le promete grandes mercedes, en especial hacerlo gobernador de algún reino que conquiste en sus aventuras. Aparece entonces el otro personaje fundamental en la novela, que le permite a don Quijote dialogar y que contrapesará su extremo idealismo.  Don Quijote derribado por el aspa de un molino. Una vez más, en su segunda salida, esta vez acompañado por su escudero Sancho, don Quijote se lanza por el Campo de Montiel en demanda de ejercer su nuevo oficio. En este momento ocurre su más famosa aventura: Don Quijote lucha contra unos gigantes, que no son otra cosa que molinos de viento, pese a las advertencias de su escudero. En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vió, dijo a su escudero: -La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. -¿Qué gigantes?-dijo Sancho Panza. -Aquellos que allí ves-respondió su amo-, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. -Mire vuestra merced-respondió Sancho-, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino. -Bien parece-respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras; ellos son gigantes, y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas: -Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete. Levantose en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo: -Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar. Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante, y embistió con el primer molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle a todo el correr de su asno, y cuando llegó, halló que no se podía menear, tal fue el golpe que dio con él Rocinante... (cap. 8)  Manteo de Sancho Panza. A partir de aquí se suceden numerosas aventuras, la mayor parte de las cuales terminan mal. No obstante, en la primera de ellas, don Quijote obtiene una auténtica victoria al derrotar a un joven, fuerte y pendenciero vizcaíno en un verdadero duelo a muerte, aunque pone en aprieto a una distinguida dama transeúnte en un carruaje, a quien desea proteger contra su voluntad. Pronto, amo y escudero se topan con la desgracia al ser apaleados por una turba de arrieros por causa de Rocinante, que se acercó en demasía a sus yeguas. Maltrechos, don Quijote y Sancho van a dar a una venta en donde intentan reposar. En la posada, amo y mozo protagonizan un hilarante escándalo nocturno, al confundir don Quijote en su imaginación a una desaliñada prostituta llamada Maritornes con la hija del ventero, a quien cree enamorada de él; esto despierta la cólera de un arriero, quien muele a golpes a don Quijote y a Sancho. Por la mañana, después de que don Quijote probara de su mágico bálsamo de Fierabrás, ambos se marchan, no sin antes que Sancho —con gran vergüenza suya— fuese manteado en el aire por un grupo de cardadores que se alojaban en el lugar.  Don Quijote embistiendo un rebaño de ovejas. Luego ocurre una de las más disparatadas aventuras de don Quijote: la aventura de los rebaños de ovejas, en la cual el personaje confunde a las ovejas con dos ejércitos que se van a embestir; en su imaginación hace una prolija descripción de los principales combatientes ante el estupor de Sancho; finalmente, don Quijote toma partido y ataca a uno de los rebaños, siendo pronto derribado del caballo por los pastores. Esa noche don Quijote ataca a una procesión de enlutados monjes benedictinos que acompañaban a un ataúd a su sepultura en otra ciudad. Luego, amo y mozo velan en un bosque donde escuchan unos fuertes ruidos que inducen a don Quijote a creer que hay otros gigantes en las cercanías; aunque, realmente, son solo los golpes de unos batanes en el agua. Al día siguiente a don Quijote le ocurre la «alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino», en la cual arrebata a un barbero la famosa bacía que ha inmortalizado la representación plástica y gráfica de su figura. Luego, ocurre una nueva y grotesca aventura, en la cual don Quijote deforma hasta el extremo el ideal caballeresco de liberar a los cautivos: la liberación por la fuerza de un grupo de galeotes llevados por la justicia del rey a cumplir su pena; los galeotes, liderados por Ginés de Pasamonte, pagan muy mal el favor, apedreando a sus liberadores, con gran vergüenza de don Quijote.  Cardenio, Sancho, Don Quijote y un cabrero conversan en Sierra Morena. Don Quijote y Sancho se internan a continuación en Sierra Morena. En este lugar ocurren diversas situaciones: la extraña desaparición del Rucio, el jumento de Sancho, hecho no consignado en la primera edición y enmendado en las posteriores, aunque no satisfactoriamente. Imitando a Amadís de Gaula, don Quijote decide hacer penitencia y en cierto momento declara ante el sorprendido Sancho su secreto más íntimo: quién es en verdad Dulcinea del Toboso. Conocen a un nuevo personaje: Cardenio, quien da muestra de desquiciamiento producto de una gran frustración amorosa. Don Quijote envía a Sancho con una carta a Dulcinea, lo que obliga a este a partir en dirección al Toboso. Mientras esto ocurre, sus convecinos, el cura y el barbero, han seguido el rastro de don Quijote y en el camino se encuentran con Sancho, quien regresa con su señor y le miente acerca del éxito de su viaje. También dan con una moza llamada Dorotea, quien, sola, va en busca de ajustar cuentas sentimentales con el hombre que le arrebató su honra. Convencen a Dorotea de participar en un intrincado plan para devolver a don Quijote a su aldea: se hace pasar por una princesa llamada Micomicona, cuyo reino está siendo aterrorizado por un gigante. La princesa, el cura y el barbero disfrazados, se presentan ante don Quijote. La princesa le pide que la acompañe para que mate al gigante y libere a su reino. Don Quijote acepta de buen grado y todos abandonan la Sierra y llegan nuevamente a la posada en que tuvo lugar el manteamiento de Sancho. En el trascurso de este viaje, misteriosamente Sancho recupera su Rucio.  Encuentro de Cardenio, Dorotea, Don Fernando y Luscinda en la venta. En la venta confluyen una serie de personajes secundarios cuyas historias se entrelazan: Cardenio, su amada Luscinda, su examigo don Fernando y otros. Se confrontan y resuelven sus conflictos de orden sentimental. Por su parte don Quijote causa iración a todos con sus discursos y su aparente discreción, pero también exaspera al ventero con sus nuevas ocurrencias: tiene lugar la famosa batalla del personaje con los cueros de vino tinto, a los que cree gigantes, y el pleito con el dueño de la bacía que la reclama airado; también don Quijote es presa de una pesada broma de parte de Maritornes y la hija del ventero, consistente en dejarlo amarrado y colgando de una mano en una de las murallas de la venta. Finalmente, todos se ponen de acuerdo en el modo de controlar a don Quijote: lo amarran y le hacen creer que ha sido encantado, y lo depositan en una jaula en la cual lo trasladan nuevamente a su aldea. Por su parte, Sancho se da cuenta del embuste, pero don Quijote no le hace caso, creyéndose hechizado. Después de algunas peripecias retornan a su pueblo donde nuevamente el protagonista es atendido por su sobrina y el ama. Hasta aquí llega la primera parte. Como epílogo, a manera de los libros de caballerías, Cervantes simula una serie de epitafios en honor de don Quijote y promete una tercera salida.[17]​ En todas las aventuras, amo y escudero mantienen amenas conversaciones. Poco a poco, revelan sus personalidades y fraguan una amistad basada en el respeto mutuo, aunque Sancho claramente se da cuenta de la locura de su señor y se aprovecha de esto para deformarle la realidad, generalmente para salir de aprietos en que él lo coloca. Cervantes dedicó esta parte a Alfonso Diego López de Zúñiga-Sotomayor y Pérez de Guzmán, VI duque de Béjar y grande de España.[cita requerida] El eco de la obra cervantina prendió rápidamente, dando lugar a las mascaradas quijotescas de los universitarios que tuvieron lugar en Córdoba y Zaragoza en ese mismo año con motivo de las fiestas de beatificación de Teresa de Jesús en toda España. El día 4 de octubre, víspera de la fiesta principal, los estudiantes cordobeses representaron por las calles una máscara a lo pícaro del “Desposorio de don Quijote y su amada Dulcinea”; y dos días después, en la plaza zaragozana de los Carmelitas Descalzos, otra mascarada similar demostraba la gran popularidad alcanzada por la primera parte de la obra. Incluso dentro de la Relación de Fiestas de Zaragoza con motivo de esta beatificación, Luis Díez de Aux recoge unos chistosos versos sobre “La verdadera y segunda parte del ingenioso don Quixote de la Mancha. Compuesta por el Licenciado Aquesteles,… Año de 1614”, incluidos en su Fiesta y eo de los Estudiantes, que parodian la obra cervantina. El regocijo popular con la peculiar puesta en escena de la primera parte del Quijote, muestra hasta qué punto la beatificación de Teresa de Jesús en 1614 se convierte en el germen de las futuras y exitosas dramatizaciones de la obra cumbre de la literatura española.[18]​ Segunda parte editar  Portada de la primera edición de la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, Madrid, Juan de la Cuesta, 1615. El título de esta fue El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha y consta de 74 capítulos. En el prólogo, Cervantes se defiende irónicamente de las acusaciones del lopista Avellaneda y se lamenta de la dificultad del arte de novelar: la fantasía se vuelve tan insaciable como un perro hambriento. En la novela se juega con diversos planos de la realidad al incluir, dentro de ella, la edición de la primera parte del Quijote y, posteriormente, la de la apócrifa Segunda parte, que los personajes han leído. Cervantes se defiende de las inverosimilitudes que se han encontrado en la primera parte, como la misteriosa reaparición del rucio de Sancho después de ser robado por Ginés de Pasamonte y el destino de los dineros encontrados en una maleta de Sierra Morena. Así pues, en esta segunda entrega don Quijote y Sancho son conscientes del éxito editorial de la primera parte de sus aventuras y ya son célebres. De hecho, algunos de los personajes que aparecerán en lo sucesivo han leído el libro y los reconocen. Es más, en un alarde de clarividencia, tanto Cervantes como el propio don Quijote manifiestan que la novela pasará a convertirse en un clásico de la literatura y que la figura del hidalgo se verá a lo largo de los siglos como símbolo de La Mancha. La obra empieza con el renovado propósito de don Quijote de volver a las andadas y sus preparativos para ello, no sin la fiera resistencia de su sobrina y el ama. El cura y el barbero tienen que confesar la locura de don Quijote y urden, junto al bachiller Sansón Carrasco, un nuevo plan que les permita recluir a don Quijote por un largo tiempo en su aldea. Por su parte, don Quijote renueva los ofrecimientos a Sancho prometiéndole la ansiada ínsula a cambio de su compañía. Sancho reacciona obsesionándose con la idea de ser gobernador y cambiar de estatus social, lo que provoca la burla de su esposa Teresa Panza. Con conocimiento de sus convecinos don Quijote y Sancho inician su tercera salida.  Encuentro en El Toboso. Ambos se dirigen al Toboso con objeto de visitar a Dulcinea, lo que pone en un duro aprieto a Sancho, temeroso de que su mentira anterior salga a luz. En uno de los episodios más logrados de la novela Sancho logra engañar a su señor haciéndole creer que Dulcinea ha sido encantada y hace pasar a una tosca aldeana por la amada de don Quijote, quien la contempla estupefacto. Nuevamente don Quijote atribuye la transformación a los encantadores que le persiguen. El encantamiento de Dulcinea y la forma en que don Quijote buscará revertirlo será uno de los motivos de esta segunda parte. Apesadumbrado, don Quijote continúa su camino; pronto se topa con unos actores que van en un carro a representar el acto Las Cortes de la Muerte, quienes les toman el pelo y enfurecen a don Quijote. Una noche se encuentra con un supuesto caballero andante que se autodenomina el Caballero de los Espejos —quien es ni más ni menos que el bachiller Sansón Carrasco disfrazado— junto a su escudero, un vecino llamado Tomé Cecial. El caballero de los Espejos presume de haber derrotado a don Quijote en una batalla anterior, lo que provoca el desafío de este. El de los Espejos acepta e impone como condición de que si vence don Quijote se retirará a su aldea. Se disponen a luchar, pero con tan mala suerte para el bachiller que, en forma sorpresiva, don Quijote lo derrota y lo obliga a reconocer su error; con tal de salvar la vida el bachiller acepta la condición y se retira humillado, tramando venganza, venganza que se manifestará casi al final de la novela. Esta inesperada victoria le sube el ánimo a don Quijote, quien continúa su camino. Pronto encuentra a otro caballero, el caballero del Verde Gabán, que lo acompañará algunas jornadas. Viene a continuación una de las más excéntricas aventuras de don Quijote: la aventura de los leones; don Quijote prueba su valor desafiando a un león macho que es transportado a la corte del rey por un carretero; por fortuna el león no hace caso de él y don Quijote se da por satisfecho; inclusive, para celebrar su victoria, cambia su anterior apodo de "Caballero de la Triste Figura" al del "Caballero de Los Leones". Don Diego de Miranda —el del Verde Gabán— lo invita a su casa unos días, donde es probado en el grado de su locura por su hijo, un estudiante y poeta alabado por don Quijote. Don Quijote se despide y reemprende el camino, encontrando pronto a dos estudiantes que van en dirección a las bodas de Camacho el Rico y de la hermosa Quiteria. En este episodio don Quijote logra, atípicamente, resolver un verdadero entuerto, al tomar partido por Basilio (el primer prometido de Quiteria, con quien se casa por sorpresa) en defensa de su vida amenazada por Camacho y sus amigos; don Quijote obtiene reconocimiento y gratitud de parte de los noveles esposos.  Descenso a la cueva de Montesinos. A continuación se suceden una serie de episodios autoconclusivos: el primero es el descenso a la cueva de Montesinos, donde el caballero se queda dormido y sueña todo tipo de disparates que no llega a creerse Sancho Panza, pues hacen referencia al supuesto encantamiento de Dulcinea. Este descenso es una parodia de un episodio de la primera parte del Espejo de príncipes y caballeros y de los descensos a los infiernos de la épica, y que para Rodríguez Marín se constituye en el episodio central de toda la segunda parte. Luego, llegan a una venta que don Quijote reconoce por tal y no por castillo, para gusto de Sancho, lo que evidencia que el protagonista empieza a ver las cosas tal como son y no como en la primera parte, en que veía las cosas de acuerdo a su imaginación ("Aproximación al Quijote", edit. Salvat 1970, pág. 113, de Martín de Riquer). A la venta llega un tal maese Pedro cuyo oficio es el de titiritero y tiene un mono adivino; pero no es otro que Ginés de Pasamonte, quien de inmediato reconoce a don Quijote y accede a dar una función de su retablo de marionetas; en cierto momento don Quijote, presa de un súbito desvarío, ataca con su espada el retablo haciéndolo pedazos, pero culpa a los encantadores de haberlo confundido. La cabalgata continúa y don Quijote y Sancho se ven envueltos en la aventura del rebuzno: intentan llamar a la concordia a dos pueblos que se pelean a causa de una ancestral burla, pero la desubicación de Sancho los obliga a huir bajo la amenaza de las ballestas y las armas de fuego. Pronto llegan a orillas del río Ebro, donde tiene lugar la aventura del barco encantado: don Quijote y Sancho se embarcan en una pequeña barca creyendo aquel que el viaje está encantado, pero la navegación termina abruptamente y ambos se zambullen en el río. Desde el capítulo 30 al 57 don Quijote y Sancho son acogidos en su castillo por unos acomodados duques que han leído la primera parte de la novela y saben de qué humor cojean ambos. Por primera vez don Quijote y Sancho entran en o con la alta nobleza española y su séquito cortesano, todo semejante al ambiente de los libros de caballerías. Los duques, por su parte, se esmeran en presentarles la realidad del mismo modo, orquestando situaciones caballerescas en que don Quijote pueda actuar como tal; en el fondo don Quijote y Sancho son considerados como dos bufones cuya estadía en el castillo tiene por objeto entretener a los duques. En forma sutil, pero despiadadamente, los castellanos organizan una serie de farsas que ponen en ridículo a los dos protagonistas quienes, pese a todo, confían hasta el final en sus anfitriones. Solo el capellán del castillo rechaza de plano la opereta e increpa violentamente a don Quijote su falta de cordura.  Don Quijote y Sancho montados en Clavileño. Se suceden los siguientes episodios de chanza: la sorpresiva aparición del mago Merlín, que declara que Dulcinea solo podrá ser desencantada si Sancho se da tres mil azotes en sus posaderas; esto no le parece nada bien al escudero y de ahí en adelante habrá una permanente tensión entre amo y mozo por causa de esta penitencia. Enseguida, convencen a don Quijote de que vaya volando en un caballo de madera llamado Clavileño a rescatar a una princesa y a su padre del encantamiento que les ha echado un gigante; don Quijote y Sancho caen con naturalidad en la burla. Una de las farsas más memorables es la obtención y gobierno por Sancho de la ínsula prometida: en efecto, Sancho se convierte en gobernador de una "ínsula" llamada Barataria que le otorgan los duques interesados en burlarse del escudero. Sancho, no obstante, demuestra tanto su inteligencia como su carácter pacífico y sencillo en el gobierno de la dependencia. Así, pronto renunciará a un puesto en el que se ve acosado por todo tipo de peligros y por un médico, Pedro Recio de Tirteafuera, que no le deja probar bocado. Mientras Sancho gobierna su ínsula, don Quijote sigue siendo objeto de burlas en el castillo: un desenvuelta moza llamada Altisidora finge estar perdidamente enamorada de él, poniendo en riesgo su casto amor por Dulcinea; cierta noche le descuelgan en su ventana una bolsa de gatos que le arañan el rostro; en otra ocasión, a requerimientos de una dama llamada doña Rodríguez —quien cree neciamente que don Quijote es un auténtico caballero andante—, se ve obligado a participar en un frustrado duelo con el ofensor de su hija. Finalmente, don Quijote y Sancho se reencuentran (don Quijote encuentra a Sancho en lo profundo de una sima en que ha caído de regreso de su fracasado gobierno).  Entrada en Barcelona. Ambos se despiden de los duques y don Quijote se encamina a Zaragoza a participar en unas justas que allí van a celebrarse. Poco les sucede a continuación; en cierto momento son embestidos por una manada de toros debido a la temeridad de don Quijote. Y en una venta el manchego se entera por boca de unos caballeros que ahí alojaban que ha sido publicado el Quijote de Avellaneda, y cuyos detalles, ambientados en Zaragoza, lo indignan de sobremanera, pues lo presentan como un loco de atar. Decide cambiar de rumbo y dirigirse a Barcelona. A partir de este momento, según Martín de Riquer en su obra Aproximación al Quijote, la trama cambia sustancialmente: empiezan las aventuras de verdad y en la cual el personaje pierde presencia, lo que anticipa su final. Primero, se encuentran con una cuadrilla de bandoleros liderada por Roque Guinart, un personaje rigurosamente histórico (Perot Rocaguinarda), un aventurero de verdad. Si bien el bandolero los trata bien, son testigos de hechos sangrientos (por ejemplo, Roque asesina a un bandolero a escasos metros de Sancho). Tras varios días de participar a fondo de la vida clandestina de sus anfitriones, Roque los deja en la playa de Barcelona. Don Quijote y Sancho entran en una gran y cosmopolita ciudad y quedan maravillados por la actividad que en ella se desarrolla. Se alojan en casa de don Antonio Moreno, quien les muestra una supuesta cabeza de bronce encantada y que da respuestas ingeniosas a las preguntas que se le hacen. Otro día el caballero y su escudero visitan las galeras ancladas en el puerto y repentinamente se ven inmersos en un combate naval contra un barco turco —que traía a una dama morisca huida de Argel—, con amplio despliegue de hombres y artillería, muertos y heridos. Nadie hace caso a las observaciones y propuestas de don Quijote y su locura ya no divierte. Se llega, finalmente, al momento más dramático de su carrera: su vencimiento por el caballero de la Blanca Luna. Cierta mañana este aparece en la playa de Barcelona y desafía a don Quijote a un singular duelo por asuntos de prevalencia de damas; la batalla —en presencia de las autoridades y el público barcelonés— es rápida y el gran manchego cae en la arena derrotado. Fue luego sobre él, y poniéndole la lanza sobre la visera, le dijo: -Vencido sois, caballero, y aún muerto, si no confesáis las condiciones de nuestro desafío. Don Quijote, molido y aturdido, sin alzarse la visera, como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada y enferma, dijo: -Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has quitado la honra. (cap. 64 de la Segunda Parte)  «Aquí finalmente cayó mi ventura para jamás levantarse». El caballero de la Blanca Luna es en realidad el bachiller Sansón Carrasco disfrazado y le ha hecho prometer que regresará a su pueblo y no volverá a salir de él como caballero andante en el plazo de un año. Así lo hace don Quijote, tras varios días de permanecer abatido en cama. El regreso es triste y melancólico y Sancho trata por varios medios de subirle el ánimo a su señor. Don Quijote piensa, por un momento, en sustituir su obsesión caballeresca por la de convertirse en un pastor como los de los libros pastoriles. Durante el regreso amo y criado son atropellados por una gran piara de cerdos —la «cerdosa aventura»—, y cuando pasan por el castillo de los duques son objeto de nuevas burlas; más allá don Quijote y Sancho tienen una fuerte discusión por el asunto de los azotes que debe darse el criado para desencantar a Dulcinea. En un cierto lugar conocen a Álvaro Tarfe, personaje del Quijote de Avellaneda, quien declara la falsedad del que conoció en Zaragoza. Llegan finalmente a su aldea. Don Quijote enferma, pero retorna, al fin, a la cordura y abomina con lúcidas razones de los disparates de los libros de caballerías, aunque no del ideal caballeresco. Muere de pena entre la compasión y las lágrimas de todos. Mientras se narra la historia, se entremezclan otras muchas que sirven para distraer la atención de la trama principal. Tienen lugar divertidas y amenas conversaciones entre caballero y escudero, en las que se percibe cómo don Quijote va perdiendo progresivamente sus ideales, influido por Sancho Panza. Va transformándose también su autodenominación, pasando de Caballero de la Triste Figura al Caballero de Los Leones. Por el contrario, Sancho Panza va asimilando los ideales de su señor, lo que se transforman en una idea fija: llegar a ser gobernador de una ínsula. El 31 de octubre de 1615, Cervantes dedicó esta parte a Pedro Fernández de Castro y Andrade, VII conde de Lemos.[19]​ Interpretaciones del Quijote El realismo en Don Quijote Temática Originalidad Técnicas narrativas Trascendencia: el cervantismo Continuaciones de Don Quijote El lugar de La Mancha Don Quijote en el resto del mundo Ediciones de Don Quijote Don Quijote en la música Don Quijote en el cine Don Quijote en la televisión Don Quijote en el arte Don Quijote en la historieta Don Quijote en Internet Véase también Notas Referencias Bibliografía Enlaces externos Última edición hace 10 días por SeroBOT    El contenido está disponible bajo la licencia CC BY-SA 4.0, salvo que se indique lo contrario. Política de privacidad   Código de conducta   Desarrolladores   Estadísticas   Declaración de cookies   Términos de uso   Escritorio Vie, 16/05/25 21:10 Responder   Buscar Don Quijote de la Mancha novela de Miguel de Cervantes (1605) Idioma Descargar en PDF Vigilar Editar «Quijote»  y «Don Quijote» redirigen aquí. Para otras acepciones, véanse Quijote (desambiguación) y Don Quijote (desambiguación). Don Quijote de la Mancha[a]​ es una novela escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra. Publicada su primera parte con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha a comienzos de 1605, es la obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura universal.[1]​ En 1615 apareció su continuación con el título de Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. El Quijote de 1605 se publicó dividido en cuatro partes; pero al aparecer el Quijote de 1615 en calidad de Segunda parte de la obra, quedó revocada de hecho la partición en cuatro secciones del volumen publicado diez años antes por Cervantes.[2]​ El ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha (1605) Segunda parte del ingenioso caballero don Quixote de la Mancha (1615)de Miguel de Cervantes Saavedra Portada de 1605 GéneroNovela de aventuras, parodia de las novelas de caballerías, novela realistaSubgéneroNovela de caballerías, ficción de aventuras, parodia y manuscrito encontrado IdiomaEspañol medioEditorialJuan de la Cuesta a costa de Francisco de RoblesPaísEspañaFecha de publicación1605, 1615Texto en españolDon Quijote de la Mancha en Wikisource [editar datos en Wikidata] Don Quijote de la ManchaDuración: 16 minutos y 4 segundos.16:04Tomo I, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, versión de (1842), con acento caribeño ¿Problemas al reproducir este archivo? Es la primera obra genuinamente desmitificadora de la tradición caballeresca y cortés por su tratamiento burlesco. Representa la primera novela moderna y la primera novela polifónica; como tal, ejerció un enorme influjo en toda la narrativa europea. Por considerarse «el mejor trabajo literario jamás escrito», encabezó la lista de las mejores obras literarias de la historia, que se estableció con las votaciones de cien grandes escritores de 54 nacionalidades a petición del Club Noruego del Libro y Bokklubben World Library en 2002; así, fue la única excepción en el estricto orden alfabético que se había dispuesto.[3]​ Estructura, génesis, contenido, estilo y fuentes editar Placa en el número 87 de la calle Atocha de Madrid colocada con motivo del tercer centenario del Quijote. El texto dice: «Aquí estuvo la imprenta donde se hizo en 1604 la edición príncipe de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha compuesta por Miguel de Cervantes Saavedra, publicada en mayo [ sic ] de 1605. Conmemoración MDCCCCV». La novela consta de dos partes: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, publicada con fecha de 1605, aunque impresa en diciembre de 1604, momento en que ya debió poder leerse en Valladolid,[4]​ y la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, publicada en 1615.[b]​ Cervantes redactó en agosto de 1604 el prólogo y los poemas burlescos que preceden a la primera parte, fecha en la que ya debía haber presentado el original para su aprobación al Consejo Real,[5]​ ya que los trámites istrativos y la preceptiva aprobación por la censura se completaron el 26 de septiembre, cuando consta la firma del privilegio real.[6]​ De la edición se encargó don Francisco de Robles, «librero del Rey nuestro Señor», que invirtió en ella entre siete y ocho mil reales, de los cuales una quinta parte correspondía al pago del autor. Robles encargó la impresión de esta primera parte a la casa de Juan de la Cuesta, una de las imprentas que habían permanecido en Madrid después del traslado de la Corte a Valladolid,[7]​ que terminó el trabajo el 1 de diciembre, muy rápidamente para las condiciones de la época y con una calidad bastante mediocre, de un nivel no superior al habitual entonces en las imprentas españolas.[8]​ Esta edición princeps de 1604 contiene además un número elevadísimo de erratas que multiplica varias veces las encontradas en otras obras de Cervantes de similar extensión.[9]​ Los primeros ejemplares debieron enviarse a Valladolid, donde se expedía la tasa obligatoria que debía insertarse en los pliegos de cada ejemplar y que se fechó a 20 de diciembre, por lo que la novela debió estar disponible en la entonces capital la última semana del mes, mientras que en Madrid probablemente se tuvo que esperar a comienzos del año 1605.[4]​ Esta edición se reimprimió en el mismo año y en el mismo taller, de forma que hay en realidad dos ediciones autorizadas de 1605, y son ligeramente distintas: la diferencia más importante es que «El robo del rucio de Sancho», desaparecido en la primera edición, se cuenta en la segunda, aunque fuera de lugar.[10]​ Hubo, también, dos ediciones pirata publicadas el mismo año en Lisboa.[11]​ Hay una teoría de que existió antes una novela más corta, en el estilo de sus futuras Novelas ejemplares. Ese escrito, si es que existió, está perdido, pero hay muchos testimonios de que la historia de don Quijote, sin entenderse exactamente a qué se refiere o la forma en que la noticia se circulara, fue conocida en círculos literarios antes de la primera edición (cuya impresión se acabó en diciembre de 1604). Por ejemplo, el toledano Ibrahim Taybilí, de nombre cristiano Juan Pérez y el escritor morisco más conocido entre los establecidos en Túnez tras la expulsión general de 1609-1612, narró una visita en 1604 a una librería en Alcalá en donde adquirió las Epístolas familiares y el Relox de Príncipes de Fray Antonio de Guevara y la Historia imperial y cesárea de Pedro Mexía. En ese mismo pasaje se burla de los libros de caballerías de moda y cita como obra conocida el Quijote. Eso le permitió a Jaime Oliver Asín añadir un dato a favor de la posible existencia de una discutida edición anterior a la de 1605. Tal hipótesis ha sido desmentida por Francisco Rico. Segunda tirada de la primera edición de la primera parte, y primera edición de la segunda parte El Entremés de los romances y otras posibles fuentes de inspiración editar Existe una obra cuyos paralelos con Don Quijote son indiscutibles: el Entremés de los romances, en que el protagonista labrador enloquece por la lectura, pero de romances. El labrador abandonó a su mujer, y se echó a los caminos, como hizo don Quijote. Este entremés posee una doble lectura: también es una crítica a Lope de Vega, quien, después de haber compuesto numerosos romances autobiográficos en los que contaba sus amores, abandonó a su mujer y marchó a la Armada Invencible. Es conocido el interés de Cervantes por el romancero y su resentimiento por haber sido echado de los teatros por el mayor éxito de Lope de Vega, así como su carácter de gran entremesista. Un argumento a favor de esta hipótesis sería el hecho de que, a pesar de que el narrador nos dice que don Quijote ha enloquecido a causa de la lectura de libros de caballerías, durante su primera salida recita romances constantemente, sobre todo en los momentos de mayor desvarío. Por todo ello, podría ser una hipótesis verosímil. Sin embargo, los eruditos no están de acuerdo ni en la fecha del Entremés de los romances, ni en la fecha de composición de los primeros capítulos de Don Quijote, por lo cual no se sabe, en absoluto, cuál de las dos obras es fuente de la otra.[12]​ Dadas las extensísimas lecturas de Cervantes, se han sugerido una variedad de obras como inspiración de tal o cual episodio o aspecto de la obra. Entre ellas figuran: Tirante el Blanco, de Joanot Martorell. Morgante, de Luigi Pulci. Orlando Furioso, de Ludovico Ariosto. El asno de oro, de Apuleyo.[13]​ El Relato del peregrino, primera autobiografía de Ignacio de Loyola,[14]​ muy dado, como don Quijote y el mismo Cervantes, a la lectura de libros de caballerías en un momento de su vida. Amadís de Gaula y Las sergas de Esplandián, de Garci Rodríguez de Montalvo. Estructura editar  Lámina de la edición de Joaquín Ibarra de 1780 para la RAE. Dibujo de José del Castillo y grabado de Manuel Salvador Carmona. La Primera Parte está dividida, a imitación del Amadís de Gaula, en cuatro partes. Conoció un éxito formidable —aunque como obra cómica, no como obra seria— y hubo varias reediciones y traducciones, unas autorizadas y otras no. No supuso un gran beneficio económico para el autor, quien había vendido todo el derecho de la obra a su editor Francisco de Robles. Por otra parte, el ataque a Lope de Vega en el prólogo y las críticas del teatro del momento en el discurso del canónigo de Toledo (capítulo 48) supusieron atraer la inquina de los lopistas y del propio Lope, quien, hasta entonces, había sido amigo de Cervantes. Eso motivó que, en 1614, saliera una segunda parte apócrifa de la obra bajo el nombre autoral, inventado o real, de Alonso Fernández de Avellaneda, y con pie de imprenta falso. En el prólogo se ofende gravemente a Cervantes tachándolo de envidioso, en respuesta al agravio infligido a Lope. No se tienen noticias de quién era este Fernández de Avellaneda, pero se han formulado teorías muy complejas al respecto; además, existió un personaje coetáneo, cura de Avellaneda (Ávila), que pudo ser el autor. Un importante cervantista, Martín de Riquer, sospecha que fue otro personaje real, Jerónimo de Pasamonte, un militar compañero de Cervantes y autor de un libro autobiográfico, agraviado por la publicación de la primera parte, en la que aparece como el galeote Ginés de Pasamonte. Y es incluso posible que se inspirara en la continuación que estaba elaborando Cervantes. En 1615 se publicó la continuación auténtica de la historia de don Quijote, la de Cervantes, con el título de Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. En ella, el novelista jugaría con el hecho de que el protagonista se entera de que ya la gente ha empezado a leer la primera parte de sus aventuras, en que, tanto él como Sancho Panza, aparecen nombrados como tales, además de la existencia de la segunda parte espuria. Primera parte editar  El protagonista leyendo ensimismado libros de caballería al comienzo de la novela. La que después se llamaría «Primera Parte» originalmente se llamó El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha y consta de 52 capítulos, separados a su vez en cuatro partes de 8, 6, 14 y 24 capítulos, respectivamente. Empieza con un prólogo en el que Cervantes se burla de la erudición pedantesca y con unos poemas cómicos, a manera de preliminares, compuestos en alabanza de la obra por el propio autor, quien lo justifica diciendo que no encontró a nadie que quisiera alabar una obra tan extravagante como esta, como sabemos por una carta de Lope de Vega. En efecto, se trata, como dice el cura (un personaje de la novela) en el capítulo 47 de la primera parte, de una «escritura desatada», libre de normativas, que mezcla lo «lírico, épico, trágico, cómico» y donde se entremeten en el desarrollo historias de varios géneros, como por ejemplo: Grisóstomo y la pastora Marcela, la novela de El curioso impertinente, la historia del cautivo, el discurso sobre las armas y las letras, el de la Edad de Oro, la primera salida de don Quijote solo y la segunda con su inseparable escudero Sancho Panza (la segunda parte narra la tercera y postrera salida). Cervantes, como narrador homodiegético, esto es, que interviene a la par como narrador y personaje, explica (en el capítulo 9) que no tenía los manuscritos de la continuación de la novela que, como ingenioso recurso literario, atribuye a un autor árabe (Cide Hamete Benengeli), pero que los encontró casualmente paseando en Toledo, de modo que podrá seguir relatando las aventuras de don Quijote, después de que consiga quien le traduzca los «caracteres que conocí ser arábigos».[15]​[16]​ La novela comienza describiendo a un hidalgo pobre —cuyo exacto nombre solo se revelará al final de la obra: Alonso Quijano—, oriundo de un lugar indeterminado de La Mancha, quien enloquece leyendo libros de caballerías y se cree un caballero andante medieval. En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante...(cap. 1)  Andrés recibiendo azotes de su amo. Se pone un nombre sugerente: don Quijote de la Mancha; bautiza a su caballo como Rocinante, reconstruye las armas de sus bisabuelos y elige a la dama de quien estar enamorado. Sin que nadie lo vea se lanza al campo en su primera salida, pero con sobresalto recuerda que no ha sido «armado caballero», por lo que llegando a una venta, que él confunde con un castillo, al ventero con el castellano y a unas prostitutas como damas, todo al modo de sus libros, decide hacer allí la «vela de armas» y convence al posadero para que le dé el espaldarazo. Por fin, en una satírica ceremonia don Quijote es armado caballero por el ventero y a partir de este momento reanuda su cabalgata con mayor brío. Le suceden toda suerte de tragicómicas aventuras en las que, impulsado en el fondo por la bondad y el idealismo, busca «desfacer agravios» y ayudar a los desfavorecidos y desventurados. Profesa un profundo amor platónico a su dama Dulcinea del Toboso, que es, en realidad, una moza labradora «de muy buen parecer»: Aldonza Lorenzo. En su primera aventura intenta salvar a un mozo llamado Andrés de los azotes de su empleador, lo que termina en mayor perjuicio para el joven; luego, en un cruce de caminos, desafía a todo un grupo de comerciantes a que reconozcan que su dama es la más bella del mundo, sin siquiera verla. Apaleado por uno de los comerciantes es encontrado por un vecino suyo quien, a lomo de su cabalgadura, lo devuelve a la aldea, donde es atendido por su sobrina y el ama de la casa. El cura y el barbero del lugar someten la biblioteca de Don Quijote a un expurgo, y queman parte de los libros que le han hecho tanto mal, haciéndole creer que han sido unos encantadores quienes han hecho desaparecer su colección. El recurso a las manipulaciones de los encantadores será permanente en el discurso de la obra, encantadores que le desfigurarán a cada paso la realidad a don Quijote permitiéndole explicar sus fracasos. En el intertanto de la primera y segunda salida don Quijote requiere los servicios como escudero de su vecino, un labrador llamado Sancho Panza, a quien le promete grandes mercedes, en especial hacerlo gobernador de algún reino que conquiste en sus aventuras. Aparece entonces el otro personaje fundamental en la novela, que le permite a don Quijote dialogar y que contrapesará su extremo idealismo.  Don Quijote derribado por el aspa de un molino. Una vez más, en su segunda salida, esta vez acompañado por su escudero Sancho, don Quijote se lanza por el Campo de Montiel en demanda de ejercer su nuevo oficio. En este momento ocurre su más famosa aventura: Don Quijote lucha contra unos gigantes, que no son otra cosa que molinos de viento, pese a las advertencias de su escudero. En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vió, dijo a su escudero: -La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. -¿Qué gigantes?-dijo Sancho Panza. -Aquellos que allí ves-respondió su amo-, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. -Mire vuestra merced-respondió Sancho-, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino. -Bien parece-respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras; ellos son gigantes, y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas: -Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete. Levantose en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo: -Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar. Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante, y embistió con el primer molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle a todo el correr de su asno, y cuando llegó, halló que no se podía menear, tal fue el golpe que dio con él Rocinante... (cap. 8)  Manteo de Sancho Panza. A partir de aquí se suceden numerosas aventuras, la mayor parte de las cuales terminan mal. No obstante, en la primera de ellas, don Quijote obtiene una auténtica victoria al derrotar a un joven, fuerte y pendenciero vizcaíno en un verdadero duelo a muerte, aunque pone en aprieto a una distinguida dama transeúnte en un carruaje, a quien desea proteger contra su voluntad. Pronto, amo y escudero se topan con la desgracia al ser apaleados por una turba de arrieros por causa de Rocinante, que se acercó en demasía a sus yeguas. Maltrechos, don Quijote y Sancho van a dar a una venta en donde intentan reposar. En la posada, amo y mozo protagonizan un hilarante escándalo nocturno, al confundir don Quijote en su imaginación a una desaliñada prostituta llamada Maritornes con la hija del ventero, a quien cree enamorada de él; esto despierta la cólera de un arriero, quien muele a golpes a don Quijote y a Sancho. Por la mañana, después de que don Quijote probara de su mágico bálsamo de Fierabrás, ambos se marchan, no sin antes que Sancho —con gran vergüenza suya— fuese manteado en el aire por un grupo de cardadores que se alojaban en el lugar.  Don Quijote embistiendo un rebaño de ovejas. Luego ocurre una de las más disparatadas aventuras de don Quijote: la aventura de los rebaños de ovejas, en la cual el personaje confunde a las ovejas con dos ejércitos que se van a embestir; en su imaginación hace una prolija descripción de los principales combatientes ante el estupor de Sancho; finalmente, don Quijote toma partido y ataca a uno de los rebaños, siendo pronto derribado del caballo por los pastores. Esa noche don Quijote ataca a una procesión de enlutados monjes benedictinos que acompañaban a un ataúd a su sepultura en otra ciudad. Luego, amo y mozo velan en un bosque donde escuchan unos fuertes ruidos que inducen a don Quijote a creer que hay otros gigantes en las cercanías; aunque, realmente, son solo los golpes de unos batanes en el agua. Al día siguiente a don Quijote le ocurre la «alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino», en la cual arrebata a un barbero la famosa bacía que ha inmortalizado la representación plástica y gráfica de su figura. Luego, ocurre una nueva y grotesca aventura, en la cual don Quijote deforma hasta el extremo el ideal caballeresco de liberar a los cautivos: la liberación por la fuerza de un grupo de galeotes llevados por la justicia del rey a cumplir su pena; los galeotes, liderados por Ginés de Pasamonte, pagan muy mal el favor, apedreando a sus liberadores, con gran vergüenza de don Quijote.  Cardenio, Sancho, Don Quijote y un cabrero conversan en Sierra Morena. Don Quijote y Sancho se internan a continuación en Sierra Morena. En este lugar ocurren diversas situaciones: la extraña desaparición del Rucio, el jumento de Sancho, hecho no consignado en la primera edición y enmendado en las posteriores, aunque no satisfactoriamente. Imitando a Amadís de Gaula, don Quijote decide hacer penitencia y en cierto momento declara ante el sorprendido Sancho su secreto más íntimo: quién es en verdad Dulcinea del Toboso. Conocen a un nuevo personaje: Cardenio, quien da muestra de desquiciamiento producto de una gran frustración amorosa. Don Quijote envía a Sancho con una carta a Dulcinea, lo que obliga a este a partir en dirección al Toboso. Mientras esto ocurre, sus convecinos, el cura y el barbero, han seguido el rastro de don Quijote y en el camino se encuentran con Sancho, quien regresa con su señor y le miente acerca del éxito de su viaje. También dan con una moza llamada Dorotea, quien, sola, va en busca de ajustar cuentas sentimentales con el hombre que le arrebató su honra. Convencen a Dorotea de participar en un intrincado plan para devolver a don Quijote a su aldea: se hace pasar por una princesa llamada Micomicona, cuyo reino está siendo aterrorizado por un gigante. La princesa, el cura y el barbero disfrazados, se presentan ante don Quijote. La princesa le pide que la acompañe para que mate al gigante y libere a su reino. Don Quijote acepta de buen grado y todos abandonan la Sierra y llegan nuevamente a la posada en que tuvo lugar el manteamiento de Sancho. En el trascurso de este viaje, misteriosamente Sancho recupera su Rucio.  Encuentro de Cardenio, Dorotea, Don Fernando y Luscinda en la venta. En la venta confluyen una serie de personajes secundarios cuyas historias se entrelazan: Cardenio, su amada Luscinda, su examigo don Fernando y otros. Se confrontan y resuelven sus conflictos de orden sentimental. Por su parte don Quijote causa iración a todos con sus discursos y su aparente discreción, pero también exaspera al ventero con sus nuevas ocurrencias: tiene lugar la famosa batalla del personaje con los cueros de vino tinto, a los que cree gigantes, y el pleito con el dueño de la bacía que la reclama airado; también don Quijote es presa de una pesada broma de parte de Maritornes y la hija del ventero, consistente en dejarlo amarrado y colgando de una mano en una de las murallas de la venta. Finalmente, todos se ponen de acuerdo en el modo de controlar a don Quijote: lo amarran y le hacen creer que ha sido encantado, y lo depositan en una jaula en la cual lo trasladan nuevamente a su aldea. Por su parte, Sancho se da cuenta del embuste, pero don Quijote no le hace caso, creyéndose hechizado. Después de algunas peripecias retornan a su pueblo donde nuevamente el protagonista es atendido por su sobrina y el ama. Hasta aquí llega la primera parte. Como epílogo, a manera de los libros de caballerías, Cervantes simula una serie de epitafios en honor de don Quijote y promete una tercera salida.[17]​ En todas las aventuras, amo y escudero mantienen amenas conversaciones. Poco a poco, revelan sus personalidades y fraguan una amistad basada en el respeto mutuo, aunque Sancho claramente se da cuenta de la locura de su señor y se aprovecha de esto para deformarle la realidad, generalmente para salir de aprietos en que él lo coloca. Cervantes dedicó esta parte a Alfonso Diego López de Zúñiga-Sotomayor y Pérez de Guzmán, VI duque de Béjar y grande de España.[cita requerida] El eco de la obra cervantina prendió rápidamente, dando lugar a las mascaradas quijotescas de los universitarios que tuvieron lugar en Córdoba y Zaragoza en ese mismo año con motivo de las fiestas de beatificación de Teresa de Jesús en toda España. El día 4 de octubre, víspera de la fiesta principal, los estudiantes cordobeses representaron por las calles una máscara a lo pícaro del “Desposorio de don Quijote y su amada Dulcinea”; y dos días después, en la plaza zaragozana de los Carmelitas Descalzos, otra mascarada similar demostraba la gran popularidad alcanzada por la primera parte de la obra. Incluso dentro de la Relación de Fiestas de Zaragoza con motivo de esta beatificación, Luis Díez de Aux recoge unos chistosos versos sobre “La verdadera y segunda parte del ingenioso don Quixote de la Mancha. Compuesta por el Licenciado Aquesteles,… Año de 1614”, incluidos en su Fiesta y eo de los Estudiantes, que parodian la obra cervantina. El regocijo popular con la peculiar puesta en escena de la primera parte del Quijote, muestra hasta qué punto la beatificación de Teresa de Jesús en 1614 se convierte en el germen de las futuras y exitosas dramatizaciones de la obra cumbre de la literatura española.[18]​ Segunda parte editar  Portada de la primera edición de la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, Madrid, Juan de la Cuesta, 1615. El título de esta fue El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha y consta de 74 capítulos. En el prólogo, Cervantes se defiende irónicamente de las acusaciones del lopista Avellaneda y se lamenta de la dificultad del arte de novelar: la fantasía se vuelve tan insaciable como un perro hambriento. En la novela se juega con diversos planos de la realidad al incluir, dentro de ella, la edición de la primera parte del Quijote y, posteriormente, la de la apócrifa Segunda parte, que los personajes han leído. Cervantes se defiende de las inverosimilitudes que se han encontrado en la primera parte, como la misteriosa reaparición del rucio de Sancho después de ser robado por Ginés de Pasamonte y el destino de los dineros encontrados en una maleta de Sierra Morena. Así pues, en esta segunda entrega don Quijote y Sancho son conscientes del éxito editorial de la primera parte de sus aventuras y ya son célebres. De hecho, algunos de los personajes que aparecerán en lo sucesivo han leído el libro y los reconocen. Es más, en un alarde de clarividencia, tanto Cervantes como el propio don Quijote manifiestan que la novela pasará a convertirse en un clásico de la literatura y que la figura del hidalgo se verá a lo largo de los siglos como símbolo de La Mancha. La obra empieza con el renovado propósito de don Quijote de volver a las andadas y sus preparativos para ello, no sin la fiera resistencia de su sobrina y el ama. El cura y el barbero tienen que confesar la locura de don Quijote y urden, junto al bachiller Sansón Carrasco, un nuevo plan que les permita recluir a don Quijote por un largo tiempo en su aldea. Por su parte, don Quijote renueva los ofrecimientos a Sancho prometiéndole la ansiada ínsula a cambio de su compañía. Sancho reacciona obsesionándose con la idea de ser gobernador y cambiar de estatus social, lo que provoca la burla de su esposa Teresa Panza. Con conocimiento de sus convecinos don Quijote y Sancho inician su tercera salida.  Encuentro en El Toboso. Ambos se dirigen al Toboso con objeto de visitar a Dulcinea, lo que pone en un duro aprieto a Sancho, temeroso de que su mentira anterior salga a luz. En uno de los episodios más logrados de la novela Sancho logra engañar a su señor haciéndole creer que Dulcinea ha sido encantada y hace pasar a una tosca aldeana por la amada de don Quijote, quien la contempla estupefacto. Nuevamente don Quijote atribuye la transformación a los encantadores que le persiguen. El encantamiento de Dulcinea y la forma en que don Quijote buscará revertirlo será uno de los motivos de esta segunda parte. Apesadumbrado, don Quijote continúa su camino; pronto se topa con unos actores que van en un carro a representar el acto Las Cortes de la Muerte, quienes les toman el pelo y enfurecen a don Quijote. Una noche se encuentra con un supuesto caballero andante que se autodenomina el Caballero de los Espejos —quien es ni más ni menos que el bachiller Sansón Carrasco disfrazado— junto a su escudero, un vecino llamado Tomé Cecial. El caballero de los Espejos presume de haber derrotado a don Quijote en una batalla anterior, lo que provoca el desafío de este. El de los Espejos acepta e impone como condición de que si vence don Quijote se retirará a su aldea. Se disponen a luchar, pero con tan mala suerte para el bachiller que, en forma sorpresiva, don Quijote lo derrota y lo obliga a reconocer su error; con tal de salvar la vida el bachiller acepta la condición y se retira humillado, tramando venganza, venganza que se manifestará casi al final de la novela. Esta inesperada victoria le sube el ánimo a don Quijote, quien continúa su camino. Pronto encuentra a otro caballero, el caballero del Verde Gabán, que lo acompañará algunas jornadas. Viene a continuación una de las más excéntricas aventuras de don Quijote: la aventura de los leones; don Quijote prueba su valor desafiando a un león macho que es transportado a la corte del rey por un carretero; por fortuna el león no hace caso de él y don Quijote se da por satisfecho; inclusive, para celebrar su victoria, cambia su anterior apodo de "Caballero de la Triste Figura" al del "Caballero de Los Leones". Don Diego de Miranda —el del Verde Gabán— lo invita a su casa unos días, donde es probado en el grado de su locura por su hijo, un estudiante y poeta alabado por don Quijote. Don Quijote se despide y reemprende el camino, encontrando pronto a dos estudiantes que van en dirección a las bodas de Camacho el Rico y de la hermosa Quiteria. En este episodio don Quijote logra, atípicamente, resolver un verdadero entuerto, al tomar partido por Basilio (el primer prometido de Quiteria, con quien se casa por sorpresa) en defensa de su vida amenazada por Camacho y sus amigos; don Quijote obtiene reconocimiento y gratitud de parte de los noveles esposos.  Descenso a la cueva de Montesinos. A continuación se suceden una serie de episodios autoconclusivos: el primero es el descenso a la cueva de Montesinos, donde el caballero se queda dormido y sueña todo tipo de disparates que no llega a creerse Sancho Panza, pues hacen referencia al supuesto encantamiento de Dulcinea. Este descenso es una parodia de un episodio de la primera parte del Espejo de príncipes y caballeros y de los descensos a los infiernos de la épica, y que para Rodríguez Marín se constituye en el episodio central de toda la segunda parte. Luego, llegan a una venta que don Quijote reconoce por tal y no por castillo, para gusto de Sancho, lo que evidencia que el protagonista empieza a ver las cosas tal como son y no como en la primera parte, en que veía las cosas de acuerdo a su imaginación ("Aproximación al Quijote", edit. Salvat 1970, pág. 113, de Martín de Riquer). A la venta llega un tal maese Pedro cuyo oficio es el de titiritero y tiene un mono adivino; pero no es otro que Ginés de Pasamonte, quien de inmediato reconoce a don Quijote y accede a dar una función de su retablo de marionetas; en cierto momento don Quijote, presa de un súbito desvarío, ataca con su espada el retablo haciéndolo pedazos, pero culpa a los encantadores de haberlo confundido. La cabalgata continúa y don Quijote y Sancho se ven envueltos en la aventura del rebuzno: intentan llamar a la concordia a dos pueblos que se pelean a causa de una ancestral burla, pero la desubicación de Sancho los obliga a huir bajo la amenaza de las ballestas y las armas de fuego. Pronto llegan a orillas del río Ebro, donde tiene lugar la aventura del barco encantado: don Quijote y Sancho se embarcan en una pequeña barca creyendo aquel que el viaje está encantado, pero la navegación termina abruptamente y ambos se zambullen en el río. Desde el capítulo 30 al 57 don Quijote y Sancho son acogidos en su castillo por unos acomodados duques que han leído la primera parte de la novela y saben de qué humor cojean ambos. Por primera vez don Quijote y Sancho entran en o con la alta nobleza española y su séquito cortesano, todo semejante al ambiente de los libros de caballerías. Los duques, por su parte, se esmeran en presentarles la realidad del mismo modo, orquestando situaciones caballerescas en que don Quijote pueda actuar como tal; en el fondo don Quijote y Sancho son considerados como dos bufones cuya estadía en el castillo tiene por objeto entretener a los duques. En forma sutil, pero despiadadamente, los castellanos organizan una serie de farsas que ponen en ridículo a los dos protagonistas quienes, pese a todo, confían hasta el final en sus anfitriones. Solo el capellán del castillo rechaza de plano la opereta e increpa violentamente a don Quijote su falta de cordura.  Don Quijote y Sancho montados en Clavileño. Se suceden los siguientes episodios de chanza: la sorpresiva aparición del mago Merlín, que declara que Dulcinea solo podrá ser desencantada si Sancho se da tres mil azotes en sus posaderas; esto no le parece nada bien al escudero y de ahí en adelante habrá una permanente tensión entre amo y mozo por causa de esta penitencia. Enseguida, convencen a don Quijote de que vaya volando en un caballo de madera llamado Clavileño a rescatar a una princesa y a su padre del encantamiento que les ha echado un gigante; don Quijote y Sancho caen con naturalidad en la burla. Una de las farsas más memorables es la obtención y gobierno por Sancho de la ínsula prometida: en efecto, Sancho se convierte en gobernador de una "ínsula" llamada Barataria que le otorgan los duques interesados en burlarse del escudero. Sancho, no obstante, demuestra tanto su inteligencia como su carácter pacífico y sencillo en el gobierno de la dependencia. Así, pronto renunciará a un puesto en el que se ve acosado por todo tipo de peligros y por un médico, Pedro Recio de Tirteafuera, que no le deja probar bocado. Mientras Sancho gobierna su ínsula, don Quijote sigue siendo objeto de burlas en el castillo: un desenvuelta moza llamada Altisidora finge estar perdidamente enamorada de él, poniendo en riesgo su casto amor por Dulcinea; cierta noche le descuelgan en su ventana una bolsa de gatos que le arañan el rostro; en otra ocasión, a requerimientos de una dama llamada doña Rodríguez —quien cree neciamente que don Quijote es un auténtico caballero andante—, se ve obligado a participar en un frustrado duelo con el ofensor de su hija. Finalmente, don Quijote y Sancho se reencuentran (don Quijote encuentra a Sancho en lo profundo de una sima en que ha caído de regreso de su fracasado gobierno).  Entrada en Barcelona. Ambos se despiden de los duques y don Quijote se encamina a Zaragoza a participar en unas justas que allí van a celebrarse. Poco les sucede a continuación; en cierto momento son embestidos por una manada de toros debido a la temeridad de don Quijote. Y en una venta el manchego se entera por boca de unos caballeros que ahí alojaban que ha sido publicado el Quijote de Avellaneda, y cuyos detalles, ambientados en Zaragoza, lo indignan de sobremanera, pues lo presentan como un loco de atar. Decide cambiar de rumbo y dirigirse a Barcelona. A partir de este momento, según Martín de Riquer en su obra Aproximación al Quijote, la trama cambia sustancialmente: empiezan las aventuras de verdad y en la cual el personaje pierde presencia, lo que anticipa su final. Primero, se encuentran con una cuadrilla de bandoleros liderada por Roque Guinart, un personaje rigurosamente histórico (Perot Rocaguinarda), un aventurero de verdad. Si bien el bandolero los trata bien, son testigos de hechos sangrientos (por ejemplo, Roque asesina a un bandolero a escasos metros de Sancho). Tras varios días de participar a fondo de la vida clandestina de sus anfitriones, Roque los deja en la playa de Barcelona. Don Quijote y Sancho entran en una gran y cosmopolita ciudad y quedan maravillados por la actividad que en ella se desarrolla. Se alojan en casa de don Antonio Moreno, quien les muestra una supuesta cabeza de bronce encantada y que da respuestas ingeniosas a las preguntas que se le hacen. Otro día el caballero y su escudero visitan las galeras ancladas en el puerto y repentinamente se ven inmersos en un combate naval contra un barco turco —que traía a una dama morisca huida de Argel—, con amplio despliegue de hombres y artillería, muertos y heridos. Nadie hace caso a las observaciones y propuestas de don Quijote y su locura ya no divierte. Se llega, finalmente, al momento más dramático de su carrera: su vencimiento por el caballero de la Blanca Luna. Cierta mañana este aparece en la playa de Barcelona y desafía a don Quijote a un singular duelo por asuntos de prevalencia de damas; la batalla —en presencia de las autoridades y el público barcelonés— es rápida y el gran manchego cae en la arena derrotado. Fue luego sobre él, y poniéndole la lanza sobre la visera, le dijo: -Vencido sois, caballero, y aún muerto, si no confesáis las condiciones de nuestro desafío. Don Quijote, molido y aturdido, sin alzarse la visera, como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada y enferma, dijo: -Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has quitado la honra. (cap. 64 de la Segunda Parte)  «Aquí finalmente cayó mi ventura para jamás levantarse». El caballero de la Blanca Luna es en realidad el bachiller Sansón Carrasco disfrazado y le ha hecho prometer que regresará a su pueblo y no volverá a salir de él como caballero andante en el plazo de un año. Así lo hace don Quijote, tras varios días de permanecer abatido en cama. El regreso es triste y melancólico y Sancho trata por varios medios de subirle el ánimo a su señor. Don Quijote piensa, por un momento, en sustituir su obsesión caballeresca por la de convertirse en un pastor como los de los libros pastoriles. Durante el regreso amo y criado son atropellados por una gran piara de cerdos —la «cerdosa aventura»—, y cuando pasan por el castillo de los duques son objeto de nuevas burlas; más allá don Quijote y Sancho tienen una fuerte discusión por el asunto de los azotes que debe darse el criado para desencantar a Dulcinea. En un cierto lugar conocen a Álvaro Tarfe, personaje del Quijote de Avellaneda, quien declara la falsedad del que conoció en Zaragoza. Llegan finalmente a su aldea. Don Quijote enferma, pero retorna, al fin, a la cordura y abomina con lúcidas razones de los disparates de los libros de caballerías, aunque no del ideal caballeresco. Muere de pena entre la compasión y las lágrimas de todos. Mientras se narra la historia, se entremezclan otras muchas que sirven para distraer la atención de la trama principal. Tienen lugar divertidas y amenas conversaciones entre caballero y escudero, en las que se percibe cómo don Quijote va perdiendo progresivamente sus ideales, influido por Sancho Panza. Va transformándose también su autodenominación, pasando de Caballero de la Triste Figura al Caballero de Los Leones. Por el contrario, Sancho Panza va asimilando los ideales de su señor, lo que se transforman en una idea fija: llegar a ser gobernador de una ínsula. El 31 de octubre de 1615, Cervantes dedicó esta parte a Pedro Fernández de Castro y Andrade, VII conde de Lemos.[19]​ Interpretaciones del Quijote El realismo en Don Quijote Temática Originalidad Técnicas narrativas Trascendencia: el cervantismo Continuaciones de Don Quijote El lugar de La Mancha Don Quijote en el resto del mundo Ediciones de Don Quijote Don Quijote en la música Don Quijote en el cine Don Quijote en la televisión Don Quijote en el arte Don Quijote en la historieta Don Quijote en Internet Véase también Notas Referencias Bibliografía Enlaces externos Última edición hace 10 días por SeroBOT    El contenido está disponible bajo la licencia CC BY-SA 4.0, salvo que se indique lo contrario. Política de privacidad   Código de conducta   Desarrolladores   Estadísticas   Declaración de cookies   Términos de uso   Escritorio Vie, 16/05/25 21:10 Responder 156b47